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martes, 19 de noviembre de 2013

EL CENTRO DEL MUNDO

EL CENTRO DEL MUNDO

Algunas veces, cuando uno está en ciudades como Nueva York, Londres o incluso Sao Paulo siente que esta en el lugar donde pasan las cosas, donde se toman las decisiones sobre el rumbo del planeta, de nuestra cotidianidad, de lo que vamos a comprar o a usar durante los próximos meses. Uno experimenta la certeza de que esa energía especial que se percibe frenética, vibrante y a veces altanera es el motor que impulsa el mundo, un mundo que todos vemos de diferentes maneras pero que indudablemente va hacia el mismo lugar.  Pues nunca había sentido esta sensación de forma tan fuerte como en Hong Kong, no hay lugar a dudas, allí se rigen los destinos de nuestras vidas. Esta ciudad (Región Administrativa Autónoma) después de Macao y Mónaco es el lugar más densamente poblado del mundo y es que en 100 KM cuadrados viven cerca de 7,1 millones de personas. Tanta gente junta, tantas personas importantes viviendo una al lado de la otra, tantas culturas, tantos colores, tantos sabores y tantos olores hacen de Hong Kong un esquina del mundo, imposible de perderse.

Después de 10 días sumergidos en el seudo socialismo chino, llegamos a uno de los centros del capitalismo mundial y con él también regresaron los altos precios, el lujo (más excesivo que en Shanghai) pero sobre todo regresaron los contrastes entre ricos y pobres a los que estamos tan acostumbrados en nuestros países.

Hong Kong fue una colonia inglesa durante 100 años, entonces aún se conservan muchas señales típicas de la vida británica, los buses rojos de dos pisos dando vueltas por calles imposibles, los carros con la dirección a la derecha, el tuve, el soho, los “watch your step” en cada cruce peatonal, el orden y el cumplimiento.

Llegamos el domingo 13 de octubre a un aeropuerto lleno de aviones pertenecientes a aerolíneas que jamás habíamos oído mencionar, un aeropuerto moderno, grande y muy nuevo, mucho mejor que el de Shaghai, Xian o Beijing. Camino a nuestro hotel cruzamos un parque de Disney y  puentes enormes e infinitos, sólo posibles en países con alto nivel de desarrollo y en donde sus gobernantes usan el dinero para el bien de todos y no para los beneficios particulares. Una vez en el centro nos impresionaron la cantidad de edificios, la cercanía entre ellos, el tumulto y la aglomeración. Nuestro hotel, mucho más viejo y pequeño que el de las demás ciudades fue solo una corta parada para salir a  devorarnos las calles de Kowloon región continental al frente de la isla de Hong Kong. Es decir todo es Hong Kong pero cada una de las islitas o zonas tiene un nombre diferente. Recorrimos calles, avenidas, centros comerciales, el puerto, vimos el espectáculo nocturno de luces en la bahía, nos dejamos sorprender por la mezcla de razas, mezquitas que conviven con iglesias católicas, bautistas, protestantes. Chinos viviendo en total armonía con japoneses, hindúes, filipinos, árabes en fin este pequeño pedazo del mundo pareciera ser la prueba de que si existen la paz y armonía.

Cuando arribamos a Hong Kong yo tenía una idea muy clara que me estaba llegando a obsesionar: No quería más comida china, jajajaja por lo tanto cuando vi en medio de mil luces un letrero que decía SPAGUETTI HOUSE como atraído por un imán salí a toda velocidad a ocupar la primera mesa disponible. Nunca una pasta bolognesa me había sabido tan rico… comimos tanto y con tanto gusto que al final movernos era difícil jajajaja!!! Huy que delicia. Alguna de las noches restantes tratamos de regresar a este restaurante pero las largas filas nos lo hicieron imposible, esto quiere decir que esa noche esa pasta era para nosotros. Nos la merecíamos.

El lunes en la mañana era feriado en China por lo que pudimos movernos con tranquilidad por las calles y en medio del tráficos, terminamos en un tour con unos australianos quienes fueron nuestra compañía durante medio día. Fuimos al Victoria Peak donde viven las personas más adineradas de la isla, desde allí observamos el hipódromo y unas impresionantes vistas de Hong Kong, fuimos a la playa, a un pequeño mercado muy lindo y ordenado en donde nadie te obliga a comprar nada. Llegamos a la comunidad flotante de Aberdeen una bahía donde cerca de 600 pescadores viven de manera permanente en sus botes. Es como una ciudad flotante con calles y direcciones, las mujeres de la comunidad son las encargadas de llevar a los turistas en sus botes  a través de este laberinto que esta en proceso de extinción, ya que claramente las nuevas generaciones han podido estudiar y salir de este lugar a vivir en tierra firme. Antes de terminar el tour fuimos a conocer una fábrica de joyas donde al final como incautos turistas fuimos atrapados por una horda de vendedores que quisieron con su simpatía vendernos hasta la última perla del salón.

En la tarde ya por nuestra cuenta caímos rendidos al lujo del Hotel Península y a sus decenas de Rols Royce estacionados fuera de su lobby, nos colamos en el hotel y estuvimos seguro con la boca abierta, por entre los pasillos más lujosos que jamás hubiéramos visto. Caminamos tanto por todas partes que al final el cansancio nos retó. Sin embargo fuimos al famoso Lady´s Market uno de los mercados callejeros más famosos del mundo, yo creo que allí se puede encontrar de todo, la gran diferencia es que no olía mal y los vendedores no nos acosaban para vendernos algo. Mucho más cómodo. Buscando regalos y souvenires encontramos una billetera estampada con la imagen de un billete de 2.000 pesos colombianos, cómo habrá llegado eso allí??? No pudimos dejar de comprarla entre sorprendidos y muertos de la risa. No podíamos irnos de allí sin vivir la famosa experiencia de conocer las réplicas o copias de artículos de lujo. Hicimos una seña a un vendedor y de inmediato nos llevó por un edificio lleno de portones, rejas y llaves escondidas, nos asustamos un poco, pero la sorpresa al llegar a un cuarto forrado literalmente con réplicas de relojes, bolsos y carteras de las marcas más lujosas del mundo nos dejaron con la boca abierta. Es increíble la calidad de estos productos son copias exactas que nosotros jamás sabríamos distinguir, el vendedor incluso nos mencionaba que habían cambiado los hilos de todas las carteras Louis Vuitton porque ahora las originales eran cosidas con hilo amarillo.  No compramos nada pero si quedamos muy impresionados con esta industria, que de clandestina no tiene nada, pero de entretenida lo tiene todo.

El martes 15 de octubre muy temprano madrugamos hacia Macao, hasta hace poco colonia portuguesa y actualmente conocida como Las Vegas de oriente, el año pasado se apostó más en los casinos de Macao que en Las Vegas. Para llegar a Macao tomamos un ferry de alta velocidad desde el puerto y en una hora llegamos a esta zona, que al igual que Hong Kong pertenece a China pero se administra de manera independiente.

Para entrar a Macao necesitábamos una visa que nos dieron en cuestión de 5 minutos y una vez realizado este trámite llegamos a los 27 kilómetros cuadrados más poblados y seguramente más calientes del mundo. La presencia portuguesa se nota en los letreros oficiales y en la repostería, pero casi nadie habla este idioma, el legado portugués actualmente es escaso y la verdad es que lo que pudimos conocer carecía de brillo y atractivo. Fuimos a un templo maoísta invadido por incienso, de ahí fuimos a la torre de telecomunicaciones de Macao que también tiene el piso transparente como la de Shanghai, pero que es mucho más baja, después conocimos un casino, almorzamos y fuimos a caminar por sus calles. Más tarde fuimos a las ruinas de la catedral de San Pablo y al museo. Macao parece cobrar vida en la noche, sin embargo esto no pudimos apreciarlo porque nos fuimos a las 5:30 pm; en el día parece una ciudad desierta, donde no vimos un sólo niño. Las personas allí viven de y para los casinos, el ambiente es el mismo: cigarrillo, ansiedad, licor.. no nos impresionó Macao. 

Una vez de regreso en Hong Kong nos fuimos para la isla donde se encuentra el Soho y la zona de Central, por estos lados casi no se ven turistas, por lo tanto pudimos vivir en primer plano el frenesí de esta metrópoli financiera. Ejecutivos ingleses caminando de la mano de jóvenes asiáticas vestidas a la última moda, pubs, restaurantes por doquier, anuncios de aparta – estudios a 10.000 dólares el mes de arriendo, en fin.. fue muy interesante. Caminando por Central nos dejamos seducir por unas deliciosas hamburguesas y luego llegamos a las escaleras eléctricas más largas del mundo. Durante casi media hora subimos por las colinas de Hong Kong a bordo de unas estupendas escaleras eléctricas que facilitan la vida a los habitantes de estas empinadas y lujosas calles. Es la versión 5 estrellas de las comunas de Medellín, por lo tanto nuestros compañeros de recorrido eran personas elegantísimas que se sorprendían ante nuestra cara de asombro por este nuevo y exótico medio de transporte. La noche avanzaba y con ella el fin de nuestro viaje.

Aún con la emoción latente por lo vivido la noche anterior, en la mañana nos dedicamos a empacar y organizar el equipaje, la nostalgia se confundía con el cansancio y la satisfacción.  Sin embargo aún nos quedaban cerca de 40 horas de viaje, repetimos el ritual ya conocido de aeropuerto y maletas, sólo que esta vez en un aeropuerto maravilloso, de verdad que el de Hong Kong es fuera de serie… muy muy lindo. Llegamos a Beijing, hicimos algunas compras en este mega edificio que, además estaba casi desolado, y nos embarcamos hacia los ángeles con una simpática koreana a nuestro lado. Dormimos más incómodos y cansados que  de costumbre, llegamos a Los Ángeles como anestesiados sin saber muy bien que día u hora eran. Fuimos a un mall cercano y algunas horas después salimos hacia Guatemala y de ahí a Costa Rica. El cansancio era indescriptible pero la alegría de llegar y ver a los seres queridos y pisar nuestro hogar fueron la mejor recompensa.

Nuestras almas estan llenas de recuerdos que nos acompañarán el resto de la vida. Somos privilegiados al poder llevar con nosotros un tesoro lleno de memoria que ni el más feroz ladrón podrá arrebatarnos… porque como dice Benedetti hasta “el olvido esta lleno de memoria” Hay que agradecer el privilegio de conocer, pero sobre todo la conciencia de querer buscar y  explorar y de valorar lo que se tiene y lo que no se conoce. Resulta que entre más sitios conocemos, más dimensionamos nuestro lugar en el mundo y fortalecemos nuestros pasos para saber a dónde queremos ir y por cuál camino queremos transitar.

Xie Xie China, hasta la próxima. y no para los beneficios partic impresionaron la cantidad de edificios, la cercan bien de todos y no para los beneficios partic


martes, 5 de noviembre de 2013

SHAGHAI, IMPRESIONANTE.

SHANGHAI, IMPRESIONANTE.

En China uno se siente todo el tiempo vigilado, el régimen quiere tener control sobre todo y sobre todos. Las familias normales solo tienen permitido concebir un hijo, por lo tanto tener hermanos, tíos o sobrinos es algo realmente inusual. Las conexiones a internet están totalmente controladas y limitadas, incluso en el freewifi de centros comerciales, hoteles y aeropuertos piden una cantidad detallada de información e incluyen un largo listado de términos y condiciones; pero eso no es todo,  lo peor es que casi todas las páginas están bloqueadas.  La tierra pertenece al gobierno, por lo tanto una persona que compre un apartamento sólo tiene derecho a usarlo por 70 años, para comprar un carro hay que cumplir con normas de tributación de al menos 5 años y para conseguir el permiso de circulación hay que pagar cifras inimaginables,  en fin todo esta normado y nada es dejado al azar.  Sin embargo los chinos están tan preocupados por salir adelante, por tener una buena salud y hacerse cargo de sus padres que creo que no se ocupan de estos temas. Esto me hace pensar mucho en la cotidianidad de la vida en Costa Rica y en el enorme valor que tienen la autonomía, la autodeterminación y el anonimato.

Shanghai no pertenece a este mundo, cuando pasen muchos años o incluso siglos alguna ciudad del hemisferio occidental será parecida. Una ciudad que ha pasado por invasiones, guerras y grandes dificultades ha sabido recoger lo mejor de todas estas experiencias y desarrollar un paisaje y urbanismo impresionantes.

Llegamos a Shanghai el jueves en la tarde, de inmediato nos dimos cuenta que no habíamos llegado a una ciudad normal, en nuestro recorrido pasamos por puentes de cinco niveles y por allá a lo lejos en el horizonte los rascacielos de formas caprichosas nos anunciaban nuestro viaje al futuro.  

Algunos dicen que Shanghai es una ciudad “retrofuturista” por varios años tuvo algunas zonas que eran propiedad de Francia, Inglaterra y Japón, estas potencias visualizaron lo que se venía y se apoderaron de lo que se denomina concesiones o barrios enteros que actualmente aún conservan la arquitectura de principios del siglo XX intactas. Al frente de estos barrios atravesando el rio Huangpu esta la zona de Putuo símbolo del poder Chino.

No mas llegando fuimos a caminar por el barrio francés que tiene una parte muy glamurosa, con personas súper elegantes y donde las tiendas de diseñadores internacionales están por doquier, aquí la gente no escupe. Luego dentro del mismo barrio francés fuimos a otro sector más bohemio pero lleno de magia y encanto. Nos quedó la sensación de que lo que no se consiga en Shaghai es porque no existe. Mas tarde fuimos a cenar tepanyaki koreano y de ahí a un crucero nocturno por el rio Huangpu que nos permitió ver todos los rascacielos encendidos y un panorama similar al de odisea en el espacio. El hotel estuvo a la altura de la ciudad y una corta caminata nocturna por sus alrededores nos dejó con ganas de más.

Iniciamos el día temprano visitando la torre de la perla oriental, una antena de televisión que tiene uno de los ascensores más rápidos del mundo, una altura de record guiness y una vista irrepetible de toda la ciudad. En 8 segundos subimos a 263 metros. Para quienes tienen miedo a las alturas este sitio esta prohibido ya que además, tiene una plataforma con suelo transparente que nos hace sentir como si estuviéramos volando. De allí fuimos al casco viejo, en donde se encuentra un laberintico mercado lleno de baratijas y con unos olores que preferimos olvidar, luego nos dimos cuenta que este olor nauseabundo es el del tofu frito. En este lugar tuvimos nuestro primer encuentro con las ventas clandestinas de copias, de manera muy disimulada llevan al turista a casas escondidas y llenas de recovecos que finalizan en locales comerciales cerrados llenos de imitaciones, las que vimos eran justamente eso: imitaciones, que se podían distinguir a simple vista, por más que los insistentes vendedores hacían énfasis en su calidad. Bolsos, maletas, billeteras y relojes baratos con el logo de una casa de modas encima, eso era todo. En una de esas vueltas por el laberinto del comercio chino encontramos un H&M y allí pasamos el resto del tiempo disponible JP y yo.

Después hicimos un recorrido por el Bund, concesión inglesa a orillas del rio; este es un lugar muy especial porque si uno mira al lado izquierdo ve las hermosas construcciones británicas, pero si mira al lado derecho ve el futuro del mundo materializado en construcciones altísimas y extravagancias arquitectónicas que nos dejaron con la boca abierta. En la época de las concesiones, (finales del siglo XIX) en Shanghai abundaban letreros que decían prohibida la entrada de Perros y Chinos, entonces aquí es cuando uno entiende que mirar para un lado o para el otro en medio del Bund tiene una carga histórica fuertísima que no riñe con la realidad actual sino que por el contrario parece una visión a la decadencia de las potencias tradicionales y al surgimiento de la gran nación de oriente, que como sus rascacielos da sombra al resto del mundo.

Luego pasamos a la zona más comercial: Nanjin Road, caminamos entre tiendas vendedores, restaurantes y llegamos hasta el centro espiritual de la ciudad el People´s Park.  Este recorrido resultó algo incomodo para JP y para mi ya que dos hombres occidentales y solos, parecen ser el imán perfecto para que tanto hombres como mujeres ofrezcan el servicio de masajes y acompañantes, fue agotador tener que decir no de forma agresiva tantas veces. Terminamos el largo día cenando crepes franceses que nos supieron a gloria y de allí al famoso espectáculo de acrobacias, que estuvo a la altura del mejor Circo del Sol.

El sábado corría por nuestra cuenta, el destino estaba claro, un museo escondido en el centro de la ciudad que estaba presentado una retrospectiva del trabajo de Cristian Dior, si se entiende la moda como arte, entonces tendríamos ante nuestros ojos algunas de las obras más impresionantes de nuestra época, las creaciones de Monsieur Dior.  Encontrar el museo fue todo un reto, tuvimos que caminar de nuevo por la calle del acoso sexual y un incandescente sol nos acompañó durante nuestra búsqueda. Una vez allí olvidamos todo esto y nos dedicamos a disfrutar de un montaje impecable y de la historia de los últimos 70 años a través de los trajes más lindos que nos pudiésemos imaginar. Valió totalmente la pena.  El resto de la tarde la dedicamos a perdernos por las calles de esta ciudad que como las grandes urbes nos sorprende en cada esquina. Después de un descanso en el hotel salimos de nuevo en el metro que estaba en el sótano del hotel y caminamos por una ciudad que profusamente iluminada esconde la noche, pero que si deja ver una gran luna que a ratos parece colocada allí también por algún arquitecto chino. Igual que en Beijing la pasión por iluminar los edificios es muy común, lo que si nos sorprendió fueron los bailes callejeros y el karaoke ambulante. Casi en cada esquina se pueden ver grupos de señoras haciendo coreografías lentas y muy bonitas. (No sé si sea Tai Chi) pero todas estas señoras mayores muestran una placidez admirable mientras de forma coordinada pintan el cielo. El karaoke ambulante es más alegre y bullicioso, las letras de las canciones pueden leerse en pequeñas pantallas o en papelógrafos, lo importante es que el equipo de sonido este bien calibrado y suene bien duro, la gran conclusión, es que los chinos cantan muy lindo. Al igual que los cantos en el templo del cielo, las personas que cantaban aquí en el centro de Shaghai lo hacían bastante bien, aquí esta una pequeña muestra:



El domingo dejamos Shaghai, para llegar hasta el aeropuerto tomamos un tren magnético de alta velocidad llamado Maglev, que alcanza 430 km por hora en una parte de  su trazado. Por lo tanto recorrimos una distancia de más de 30 kilómetros en sólo 8 minutos. Esto inevitablemente nos lleva a pensar en la infraestructura de nuestra ciudad, donde llevamos años padeciendo los puentes de emergencia, las presas interminables, los hundimientos, los robos y la corrupción, y aunque las comparaciones son odiosas y las realidades diferentes, no se puede dejar de sentir algo de desconcierto y hasta rabia. Cuál será la fórmula secreta para poder combatir todos los problemas de infraestructura que tenemos? La verdad es que ante tal derroche de planificación y aplicación de políticas públicas mi odioso comentario fue:  “de verdad estamos muy atrasados”.


Hasta ese día podría afirmar sin temor a equivocarme que Shanghai era la ciudad más cosmopolita, aún más que Londres, que hasta el momento hubiese conocido, hoy que escribo esto, dejando Hong Kong de regreso a Costa Rica, no sé si piense igual.