EL CENTRO DEL MUNDO
Algunas
veces, cuando uno está en ciudades como Nueva York, Londres o incluso Sao Paulo
siente que esta en el lugar donde pasan las cosas, donde se toman las
decisiones sobre el rumbo del planeta, de nuestra cotidianidad, de lo que vamos
a comprar o a usar durante los próximos meses. Uno experimenta la certeza de
que esa energía especial que se percibe frenética, vibrante y a veces altanera
es el motor que impulsa el mundo, un mundo que todos vemos de diferentes
maneras pero que indudablemente va hacia el mismo lugar. Pues nunca había sentido esta sensación de
forma tan fuerte como en Hong Kong, no hay lugar a dudas, allí se rigen los
destinos de nuestras vidas. Esta ciudad (Región Administrativa Autónoma)
después de Macao y Mónaco es el lugar más densamente poblado del mundo y es que
en 100 KM cuadrados viven cerca de 7,1 millones de personas. Tanta gente junta,
tantas personas importantes viviendo una al lado de la otra, tantas culturas,
tantos colores, tantos sabores y tantos olores hacen de Hong Kong un esquina
del mundo, imposible de perderse.
Después
de 10 días sumergidos en el seudo socialismo chino, llegamos a uno de los
centros del capitalismo mundial y con él también regresaron los altos precios,
el lujo (más excesivo que en Shanghai) pero sobre todo regresaron los
contrastes entre ricos y pobres a los que estamos tan acostumbrados en nuestros
países.
Hong
Kong fue una colonia inglesa durante 100 años, entonces aún se conservan muchas
señales típicas de la vida británica, los buses rojos de dos pisos dando
vueltas por calles imposibles, los carros con la dirección a la derecha, el
tuve, el soho, los “watch your step” en cada cruce peatonal, el orden y el
cumplimiento.
Llegamos
el domingo 13 de octubre a un aeropuerto lleno de aviones pertenecientes a
aerolíneas que jamás habíamos oído mencionar, un aeropuerto moderno, grande y
muy nuevo, mucho mejor que el de Shaghai, Xian o Beijing. Camino a nuestro
hotel cruzamos un parque de Disney y puentes enormes e infinitos, sólo posibles en
países con alto nivel de desarrollo y en donde sus gobernantes usan el dinero
para el bien de todos y no para los beneficios particulares. Una vez en el
centro nos impresionaron la cantidad de edificios, la cercanía entre ellos, el
tumulto y la aglomeración. Nuestro hotel, mucho más viejo y pequeño que el de
las demás ciudades fue solo una corta parada para salir a devorarnos las calles de Kowloon región
continental al frente de la isla de Hong Kong. Es decir todo es Hong Kong pero
cada una de las islitas o zonas tiene un nombre diferente. Recorrimos calles,
avenidas, centros comerciales, el puerto, vimos el espectáculo nocturno de
luces en la bahía, nos dejamos sorprender por la mezcla de razas, mezquitas que
conviven con iglesias católicas, bautistas, protestantes. Chinos viviendo en
total armonía con japoneses, hindúes, filipinos, árabes en fin este pequeño
pedazo del mundo pareciera ser la prueba de que si existen la paz y
armonía.
Cuando
arribamos a Hong Kong yo tenía una idea muy clara que me estaba llegando a
obsesionar: No quería más comida china, jajajaja por lo tanto cuando vi en
medio de mil luces un letrero que decía SPAGUETTI HOUSE como atraído por un
imán salí a toda velocidad a ocupar la primera mesa disponible. Nunca una pasta
bolognesa me había sabido tan rico… comimos tanto y con tanto gusto que al
final movernos era difícil jajajaja!!! Huy que delicia. Alguna de las noches
restantes tratamos de regresar a este restaurante pero las largas filas nos lo
hicieron imposible, esto quiere decir que esa noche esa pasta era para
nosotros. Nos la merecíamos.
El
lunes en la mañana era feriado en China por lo que pudimos movernos con
tranquilidad por las calles y en medio del tráficos, terminamos en un tour con
unos australianos quienes fueron nuestra compañía durante medio día. Fuimos al
Victoria Peak donde viven las personas más adineradas de la isla, desde allí
observamos el hipódromo y unas impresionantes vistas de Hong Kong, fuimos a la
playa, a un pequeño mercado muy lindo y ordenado en donde nadie te obliga a
comprar nada. Llegamos a la comunidad flotante de Aberdeen una bahía donde
cerca de 600 pescadores viven de manera permanente en sus botes. Es como una
ciudad flotante con calles y direcciones, las mujeres de la comunidad son las
encargadas de llevar a los turistas en sus botes a través de este laberinto que esta en
proceso de extinción, ya que claramente las nuevas generaciones han podido
estudiar y salir de este lugar a vivir en tierra firme. Antes de terminar el
tour fuimos a conocer una fábrica de joyas donde al final como incautos
turistas fuimos atrapados por una horda de vendedores que quisieron con su
simpatía vendernos hasta la última perla del salón.
En
la tarde ya por nuestra cuenta caímos rendidos al lujo del Hotel Península y a
sus decenas de Rols Royce estacionados fuera de su lobby, nos colamos en el
hotel y estuvimos seguro con la boca abierta, por entre los pasillos más
lujosos que jamás hubiéramos visto. Caminamos tanto por todas partes que al
final el cansancio nos retó. Sin embargo fuimos al famoso Lady´s Market uno
de los mercados callejeros más famosos del mundo, yo creo que allí se puede
encontrar de todo, la gran diferencia es que no olía mal y los vendedores no
nos acosaban para vendernos algo. Mucho más cómodo. Buscando regalos y
souvenires encontramos una billetera estampada con la imagen de un billete de
2.000 pesos colombianos, cómo habrá llegado eso allí??? No pudimos dejar de
comprarla entre sorprendidos y muertos de la risa. No podíamos irnos de allí
sin vivir la famosa experiencia de conocer las réplicas o copias de artículos
de lujo. Hicimos una seña a un vendedor y de inmediato nos llevó por un
edificio lleno de portones, rejas y llaves escondidas, nos asustamos un poco,
pero la sorpresa al llegar a un cuarto forrado literalmente con réplicas de
relojes, bolsos y carteras de las marcas más lujosas del mundo nos dejaron con
la boca abierta. Es increíble la calidad de estos productos son copias exactas
que nosotros jamás sabríamos distinguir, el vendedor incluso nos mencionaba que
habían cambiado los hilos de todas las carteras Louis Vuitton porque ahora las
originales eran cosidas con hilo amarillo. No compramos nada pero si quedamos muy
impresionados con esta industria, que de clandestina no tiene nada, pero de
entretenida lo tiene todo.
El
martes 15 de octubre muy temprano madrugamos hacia Macao, hasta hace poco
colonia portuguesa y actualmente conocida como Las Vegas de oriente, el año
pasado se apostó más en los casinos de Macao que en Las Vegas. Para llegar a
Macao tomamos un ferry de alta velocidad desde el puerto y en una hora llegamos
a esta zona, que al igual que Hong Kong pertenece a China pero se administra de
manera independiente.
Para
entrar a Macao necesitábamos una visa que nos dieron en cuestión de 5 minutos y
una vez realizado este trámite llegamos a los 27 kilómetros cuadrados más
poblados y seguramente más calientes del mundo. La presencia portuguesa se nota
en los letreros oficiales y en la repostería, pero casi nadie habla este
idioma, el legado portugués actualmente es escaso y la verdad es que lo que
pudimos conocer carecía de brillo y atractivo. Fuimos a un templo maoísta
invadido por incienso, de ahí fuimos a la torre de telecomunicaciones de Macao
que también tiene el piso transparente como la de Shanghai, pero que es mucho
más baja, después conocimos un casino, almorzamos y fuimos a caminar por sus
calles. Más tarde fuimos a las ruinas de la catedral de San Pablo y al museo. Macao
parece cobrar vida en la noche, sin embargo esto no pudimos apreciarlo porque
nos fuimos a las 5:30 pm; en el día parece una ciudad desierta, donde no vimos
un sólo niño. Las personas allí viven de y para los casinos, el ambiente es el
mismo: cigarrillo, ansiedad, licor.. no nos impresionó Macao.
Una
vez de regreso en Hong Kong nos fuimos para la isla donde se encuentra el Soho
y la zona de Central, por estos lados casi no se ven turistas, por lo tanto
pudimos vivir en primer plano el frenesí de esta metrópoli financiera.
Ejecutivos ingleses caminando de la mano de jóvenes asiáticas vestidas a la
última moda, pubs, restaurantes por doquier, anuncios de aparta – estudios a
10.000 dólares el mes de arriendo, en fin.. fue muy interesante. Caminando por
Central nos dejamos seducir por unas deliciosas hamburguesas y luego llegamos a
las escaleras eléctricas más largas del mundo. Durante casi media hora subimos
por las colinas de Hong Kong a bordo de unas estupendas escaleras eléctricas
que facilitan la vida a los habitantes de estas empinadas y lujosas calles. Es
la versión 5 estrellas de las comunas de Medellín, por lo tanto nuestros
compañeros de recorrido eran personas elegantísimas que se sorprendían ante
nuestra cara de asombro por este nuevo y exótico medio de transporte. La noche
avanzaba y con ella el fin de nuestro viaje.
Aún
con la emoción latente por lo vivido la noche anterior, en la mañana nos
dedicamos a empacar y organizar el equipaje, la nostalgia se confundía con el
cansancio y la satisfacción. Sin embargo
aún nos quedaban cerca de 40 horas de viaje, repetimos el ritual ya conocido de
aeropuerto y maletas, sólo que esta vez en un aeropuerto maravilloso, de verdad
que el de Hong Kong es fuera de serie… muy muy lindo. Llegamos a Beijing,
hicimos algunas compras en este mega edificio que, además estaba casi desolado,
y nos embarcamos hacia los ángeles con una simpática koreana a nuestro lado.
Dormimos más incómodos y cansados que de
costumbre, llegamos a Los Ángeles como anestesiados sin saber muy bien que día
u hora eran. Fuimos a un mall cercano y algunas horas después salimos hacia
Guatemala y de ahí a Costa Rica. El cansancio era indescriptible pero la
alegría de llegar y ver a los seres queridos y pisar nuestro hogar fueron la
mejor recompensa.
Nuestras
almas estan llenas de recuerdos que nos acompañarán el resto de la vida. Somos
privilegiados al poder llevar con nosotros un tesoro lleno de memoria que ni el
más feroz ladrón podrá arrebatarnos… porque como dice Benedetti hasta “el olvido esta
lleno de memoria” Hay que agradecer el privilegio de conocer, pero sobre todo
la conciencia de querer buscar y explorar y de valorar lo que se tiene y lo que
no se conoce. Resulta que entre más sitios conocemos, más dimensionamos nuestro
lugar en el mundo y fortalecemos nuestros pasos para saber a dónde queremos ir
y por cuál camino queremos transitar.
Xie
Xie China, hasta la próxima.
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