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lunes, 16 de septiembre de 2019

Nadie sabe lo de nadie!!

Día 3 - 16 de septiembre 
Nadie sabe lo de nadie. 

Hoy conocimos a Caroline o Caro, como le gusta ser llamada. Una morena hermosa que debe estar bordeando los 40 años. Impecablemente vestida con el uniforme de la ONG australiana ONE HORIZON y manejando una 4x4 último modelo, se presentó como nuestra guía para la aventura del día: convivir con la comunidad Maasai a las afueras de Nairobi. 

Caro admira a Lupita Nyongo la famosa actriz nacida en México por accidente, pero keniana 100% gracias a ella muchas niñas se llaman Lupita, también hay muchos niños llamados Obama y niñas con el nombre de Michelle. 



Caro fue criada por su abuelo y sus tres abuelastras en su tribu a 200 kilómetros de Nairobi, fue abandonada por su madre que la tuvo estando soltera y al iniciar una nueva vida, quiso dejar atrás el pasado incluida Caroline. A los 10 años su abuelo falleció y fue llevada donde su madre y su padrastro, que no la querían a su lado, sin embargo una tía le vio potencial, se ganó su confianza y le pidió que cuando tuviera su menarquia no le dijera a nadie, solo a ella porque era un secreto que debían guardar para ellas dos, a lo que Caro obedeció sin cuestionamientos. 

Una vez que menstruó por primera vez fue corriendo a avisarle a su tía quien sin dudarlo la llevó a una clínica donde sin ninguna anestesia le quitaron su virginidad y la recetaron pastillas anticonceptivas. Todo esto a los 10 años. Un día y aún sin encontrar ninguna malicia en lo que había pasado, su tía la invitó a una fiesta, le compró un vestido y la presentó ante su grupo de viejos amigos. Uno de ellos la tomó y al darse cuenta que no era virgen hizo un escándalo y reclamó a su tía, quien siguiendo el plan delicadamente trazado llevó a Caro con su madre acusándola de prostituta y como prueba le mostró que incluso tomaba pastillas anticonceptivas para no quedar embarazada. 

Caro no entendía bien lo que estaba pasando, y en un ritual propio de su comunidad,  fue desnudada e inspeccionada por todas las mujeres de la tribu quienes en consenso confirmaron que Caro ya no era virgen... Repudiada por su tribu y por su familia fue obligada a casarse con un hombre mucho mucho mayor que ella y nuevamente desterrada. No sé sino supimos entender bien o si Caro no nos quiso explicar pero a la fecha ella no entiende porque su tía hizo eso, lo que si tiene claro es que aún no la ha podido perdonar. 

Lo que Caroline no sabía es que este era solo el inicio de su pesadilla, cada cierto tiempo se escapaba de su matrimonio forzado y regresaba a su villa pidiendo ayuda a su mamá. Según la ley, los ancianos de la tribu siempre la regresaban donde su marido sin darle oportunidad siquiera de explicar sus motivos. Ella a los 12 años ya había sufrido tanto que hasta sus lágrimas se habían secado de tanto llorar. 

Ya con 15 años y dos hijos se escapó de la casa de su esposo y regresó de nuevo a la villa buscando ayuda, esta vez los ancianos decidieron que podía dejar a los hijos con su madre, pero ella sería desterrada de nuevo. Terminó viviendo en las calles de Nairobi sin saber muy bien que hacer, pero con el profundo deseo de reencontrarse con sus hijos algún día ya que al igual que ella,  recibían los maltratos y desprecios de su abuela. Un día una mujer le ayudó, le ofreció trabajo como niñera y le dio la oportunidad de ingresar a estudiar. Se rompió entonces una racha de infortunio que pronto le dio el poder y la fuerza para recuperar a sus hijos, emprender su propio negocio, seguir estudiando,  aprender a manejar, enfrentar su pasado y ahora a través de New Horizon ayudar a otras mujeres que han pasado por situaciones similares a la de ella. Su mayor orgullo es que su hijo y su hija están ahora en la universidad y la certeza de que aunque muchas veces quiso quitarse la vida, la felicidad de su vida actual, hace que todo haya valido la pena. 

Jamás me hubiera imaginado que esta simpática y bella mujer cargaba encima semejante historia. En Colombia se dice “Nadie sabe lo de nadie” por eso es que una sonrisa y la empatía siempre serán la mejor herramienta para curar cualquier herida y para afrontar todos los problemas, que ante historias como la de Caro, sin importar el tamaño que tengan parecen insignificantes. 

Después de atravesar las colinas de Nairobi llegamos a Maasai Land, las tierras habitadas por los Maasai, en medio de un paisaje muy similar al nuestro, nos esperaba Daniel con parte de su familia. Los Maasai son la tribu más respetada de Kenia, ya que al mismo tiempo son pacíficos pero grandes guerreros, por lo general el ministro de defensa del país es Maasai. Se distinguen por su colorida artesanía y su ropa de roja, amarilla y naranja. 

Emmanuel Risah, el hijo mayor de Daniel fue nuestro principal guía durante todo el día y su madre Rispa,  junto con Caro, prendieron el fuego y cocinaron para nosotros aunque siempre en silencio pues la educación para las mujeres es reciente y por lo tanto las mayores no saben hablar inglés. Rispa nos contó con la ayuda de Caro que hubiera querido ir a la escuela pero su padre nunca se lo permitió. Ella recibió su collar de compromiso desde los 3 años, es decir ya estaba prometida en matrimonio a Daniel, a cambio de algunas vacas, el bien más preciado de la comunidad Maasai. Rispa fue sometida a la ablación de clítoris a los 11 años, primero le cortaron todo el pelo de la cabeza, luego sin anestesia, vigilada por 4 mujeres, vestida de blanco, con las dos piernas amarradas con cuerdas que salían por las ventanas opuestas,  y eran sostenidas desde afuera por otras mujeres, fue mutilada. Por lo general las niñas se desmayan del dolor, el sofoco y la impresión; y cuando despiertan se les premia con una vaca, así fue la historia de Rispa también. 

Esta funesta costumbre dicta que se ponga únicamente nata de leche en la herida y que a la víctima se le deje descansar hasta las 3 pm del mismo día, en ese momento las mujeres regresan para verificar si todo ha sido bien cortado, y sino es así,  se repite la operación que es aún más dolorosa en este segundo round. La víctima tiene prohibido llorar durante el proceso. Pasados los días la curación se hace con orina de vaca y puede durar hasta 5 meses, ya que durante este tiempo la herida se abre una y otra vez hasta que quede “perfecta”. Luego de esta tortura las niñas no se bañan por 11 meses,  sólo se pueden limpiar con hojas y orina de vaca, esto para que huelan mal y no sean atractivas a otros hombres. 

La circuncisión femenina es una práctica prohibida, pero que sigue siendo común entre la tribu. Incluso ahora se les pide a las mujeres Maasai que tengan sus partos en clínicas ya que a veces las parteras aprovechan para hacer la mutilación durante el alumbramiento, sin autorización. Muchas personas aún creen que el clítoris hace a las mujeres infieles e  indignas de ser esposas. Frecuentemente el gobierno manda inspectores para revisar a las chicas, porque después de esta mutilación jamás vuelven a ser las mismas y como en el caso de Rispa caen en una profunda depresión que las acompaña por años a tal punto que un día ella decidió irse con su hijo más pequeño hacia el monte para dejarse devorar por algún animal salvaje y terminar así con su padecimiento. Allí fue rescatada por una amiga que la llevó a un centro de apoyo y después de varios años de tratamiento y acompañamiento regresó a su casa, justo antes de que sus hijas más pequeñas, que había dejado atrás, pasaran por lo mismo. Hoy ayuda a otras mujeres y junto con Daniel su esposo apoyan y difunden los riesgos de la female genital mutilation y la importancia de la monogamia para la salud física y emocional. Al mismo tiempo es una destacada artesana y cuida de su hogar. 

Después de esta conversación es fácil entender porque la mirada de Rispa es triste y porque por lo general camina con la cabeza baja y los pasos lentos. Cuanto han sufrido las mujeres Maasai!!! 

En cambio para los hombres la circuncisión es toda una experiencia, van con los ancianos y se internan en el bosque por varios meses y aprenden a ser “hombres” mientras sanan y pasan diversas pruebas de agilidad y valentía. 

Tomamos café con ellos en su casa, caminamos por sus tierras, subimos a sus árboles, aprendimos a hacer pulseras a su manera, bailamos, cantamos y hablamos sobre sus costumbres y tradiciones, tan distintos a nosotros pero al mismo tiempo tan parecidos. 

El abuelo de Emanuel tiene aproximadamente 94 años, nadie sabe a ciencia cierta su edad, hasta hace poco se empezaron los registros formales de nacimiento; pues bien, el anciano tiene 5 esposas en la actualidad, la más joven tiene 22 años y está embarazada, y la mayor tiene 27 años, en total tiene 50 hijos. En Kenia la poligamia es legal en todos los niveles y tanto en el campo como en la ciudad. 

Emmanuel quiere ser como su abuelo, aunque no quiere esposas asignadas como manda la costumbre, le queda un año para encontrar el amor. Ese fue el plazo que le dieron los ancianos, sino le tocará una mujer escogida por su padre. Emmanuel se ha enamorado dos veces pero de chicas que ya tenían el collar de compromiso y no se lo dijeron sino hasta el momento antes de casarse, cuando al mismo tiempo dejaron su casa paterna y el corazón de Emmanuel roto en mil pedazos. 

Daniel, nuestro anfitrión y padre de Emmanuel es el único hombre Maasai que tiene sólo una esposa. Él fue criado por varias madrastras que lo maltrataron y sometieron a una infancia infeliz y que le inculcaron odio por sus hermanos y el resto de su familia, él era una amenaza por ser el hijo mayor y posible heredero absoluto de todas las tierras de su padre. De no haber sido por que el cariño fraterno todo lo supera, hoy la historia sería muy diferente. 

Los Maasai más jóvenes, como Emmanuel, se encargan de cuidar el ganado, sobre todo de los temidos leopardos, más peligrosos que los leones. Tienen mil tácticas para defenderse, pero la clave lo más importante es no tener miedo. Así con esa misma determinación, entrenamiento y empeño enfrentan todas las dificultades y siempre siempre con respeto por el otro y con una gran sonrisa que deja ver sus dientes manchados y descuidados pero llenos de genuina simpatía. 

En Maasai Land las casas son construidas por las mujeres, son edificaciones pequeñas hechas de barro y madera, aunque poco a poco están adoptando las construcciones normales de Nairobi. Muchos extranjeros están comprando las tierras Maasai para vivir de una manera más sencilla y ellos los reciben con entusiasmo y los hacen parte de su comunidad. Sin embargo es difícil entender como pueden verse tan llenos de paz y amor cuando han pasado por tanto!



4 comentarios:

  1. Qué historia tan impactante, aún habiendo leído tantas veces acerca de esas prácticas aterradoras, no lo había sentido tan intensamente.

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  2. Gracias por compartir Pacho, mucha reflexión sale de esto! Increíble experiencia!

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  3. La ablacion genital es una costumbre prohibida que entra dentro de los derechos de la mujer que se defienden, pero lamentablemente se siguen practicando incluso en comunidades más cercanas como Colombia o Panamá, solo que no se habla de eso porque las mismas comunidades lo callan, igual que los castigos a las adolescentes coquetas que se atreven a mirar al hombre ajeno, son violadas por los hombres de la comunidad con consentimiento de las mujeres. Y estoy hablando de comunidades de America que posee una herencia africana tan Grande.
    Hay muchas cosas que no comprendemos. Pero al contarlo se ve una realidad que no acostumbramos. Gracias por abrir estos temas.

    Me encantan tus relatos.
    Te sigo leyendo.

    Besos
    Yadyra.

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  4. Genial, Pacho! Me encanta como escribes!

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