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martes, 29 de octubre de 2013

EL ENCANTO DE LO DIFERENTE.

Hangzhou y Suzhou.

Aunque no es bueno generalizar hay dos cosas que si son ciertas: los chinos son cochinos y comen cualquier cosa que se mueva. De lo primero es fácil darse cuenta a penas llegar, si bien las ciudades son muy limpias, tanto hombres como mujeres tienen la facilidad de expulsar cualquier fluido de su cuerpo en cualquier parte y sin el menor asco, parece ser algo súper normal porque nadie se extraña ni se voltea a mirarlos, aun cuando en algunas ocasiones hacen sonidos bastante desagradables. Pregúntenme que cosas hemos visto y con seguridad se sorprenderán… para colmo de males a uno de nuestros compañeros de viaje parece que ya se le esta pegando el hábito tantas veces visto de carraspear la garganta y escupir; sobre el aseo de los baños públicos mejor ni hablar. Que comen lo que sea, totalmente cierto,  hemos visto por ejemplo tortugas adobadas, dumplings de cucaracha, raticas de engorde, culebras al vapor y hasta animales que aún no logramos descifrar engarzados en un palito listos para ser ingeridos.

El martes en la madrugada llegamos a Hangzhou, ciudad célebre porque aquí termina el gran canal que iniciaba en Beijing y que fue usado por mucho tiempo como vía rápida de comercio entre el norte y el sur; y también porque aquí esta el Lago del Este, lugar de descanso de algunos emperadores, de Mao y hoy en día de los jubilados adinerados de China. Visitamos este lago que estaba desbordado por el reciente Tifón que azotó a esta zona del país, sin embargo la belleza de cada rincón, la tranquilidad y el aire puro estaban intactos, el olor de los árboles florecidos y del oxigeno puro contrastaban con el smog de Beijing, agradecidos respiramos profundo con la esperanza de borrar cualquier resto de contaminación de nuestros pulmones.

Luego visitamos una plantación de te verde y recibimos una explicación orientada hacia sus beneficios y sobre la forma óptima de tomarlo. Esta bebida es tan popular que no es raro ver a los chinos con un termito siempre en su mano. La plantación es un lugar muy tranquilo y las personas que trabajan allí han sido las más amables hasta ahora.

Tomamos un bus con rumbo hacia Suzhou, con la advertencia de que sería la ciudad más pequeña que visitaríamos durante este viaje, de inmediato todos nos imaginamos un ciudad minúscula más parecida a lo que estamos acostumbrados en Centroamérica. Dos horas después llegábamos a una gran ciudad, de esta manera China nos volvía a dejar sin palabras, la cantidad de construcciones y la infraestructura en general son asombrosas. En esta pequeña ciudad que posee sólo una línea de metro se avanza de manera simultanea en la construcción de tres líneas más.

La mitad de las grúas de construcción del mundo se encuentran en China, se ven por doquier. De esta mitad de grúas la mitad se encuentra en la zona sur, que es la estamos recorriendo en este momento. El desarrollo y avance de este país no tienen límites, sin duda muy pronto serán la primera gran potencia mundial. Creo que desde la inauguración de los Juegos Olímpicos en el 2008 empezaron a mandar este mensaje al resto de la humanidad.

Suzhou era el lugar de jubilación de la corte de los emperadores, sus residencias privadas son espectaculares y encierran miles de años de historia, sin embargo cuando Marco Polo la conoció en alguno de sus viajes la nombró la Venecia de Oriente ya que esta atravesada por cientos de canales que le dan un carácter único a la ciudad. Tomamos un bote que nos llevó por los estrechos canales, podría decir que esta ha sido la parte más impresionante de este viaje. Las condiciones de las viviendas que están a los lados de los canales son muy precarias, pero sus habitantes no quieren moverse del lugar a pesar de la carencia de baños y agua potable. Pudimos ver gente bañándose con el agua del canal y hasta lavando platos y ropa en este cauce muy contaminado. Bajamos a un mercado situado en la mitad de este barrio y les puedo asegurar que fue una experiencia extrema, no vomitar fue el reto… Aquí esta la respuesta a porqué en China se incuban tantas epidemias de gripas extrañas. Es la insalubridad en su máxima expresión, si a eso agregamos la variedad de animales en venta, el pantano de la calle y la mezcla de olores el panorama es desolador, a los 50 metros atravesamos, de nuevo en el bote, un pequeño puente de piedra y al otro lado estaba la magia del turismo, un canal rehabilitado lleno de lámparas rojas y con pequeños cafés, hoteles y tienditas, hasta el aire se sentía menos pesado y no puedo negar que sentimos algo de alivio al dejar atrás ese panorama deprimente. Si alguien quisiera hacerse millonario debería poner un puestico de venta de antibacterial para los turistas a la salida del mercadito… yo hubiera pagado lo que fuera.

Esta es China, un país de contrastes, vivir todo esto hace que viajar sea mágico y adictivo. Todos debemos darnos la oportunidad de experimentar estas sensaciones extremas que nos enriquecen el alma.

Llegamos a nuestro hotel aún procesando tanta información. La cena fue un respiro occidental a la dieta China, que por más rica que sea, como todo,  en exceso cansa.

Nos levantamos temprano e iniciamos un recorrido por los jardines de Suzhou, llenos de encanto por sus cuidados decorados y enorme historia. Paramos en un templo Budista, ya varias veces visto en Xian y Beijing. Pasamos por un museo de bordados donde varias mujeres dedican años enteros de su vida a bordar diferentes imágenes en con hilos de seda, una definición para este arte: perfección. El costo? Altísimo, el cuadrito más barato costaba unos 10.000 dólares; la Mona Lisa Bordada alcanzaba los 98.000 dólares. Seguimos hacia la fábrica de seda, dice la historia que el secreto para usar la seda fue guardado por China como un tesoro por muchos años, el proceso es muy lindo, sin embargo no nos gustaron los productos finales, un poco pasados de moda, parecía una tienda de los años 80. Lo que mas nos llamó la atención es que de un pequeño capullo del gusano de seda salen 1200 metros de hilo.

Regresamos de nuevo a nuestra dieta china y luego tomamos el bus para recorrer los 80 kilómetros que nos separaban de la ciudad del futuro Shanghai.


martes, 22 de octubre de 2013

XIE XIE XIAN


XIE XIE XIAN

En la esquina dos ancianas hablan sobre las novedades del día, un par de estudiantes adolescentes están pegadas a su celular, un señor mayor pasea su perrito, dos novios discuten a la salida del metro, un elegante ejecutivo pasa raudo en su carro último modelo, seguro hacia su trabajo; nuestra guía esta preocupada porque su niña está enferma y no pudo dormir la noche anterior.  Estamos tan lejos de casa, en un país tan extraño, y sentimos que las preocupaciones, anhelos, inquietudes y sueños son los mismos y al final todos somos iguales, todos buscamos la felicidad.

El lunes 7 en la mañana llegamos a Xian después de un vuelo de dos horas desde Beijing. Existen dos dichos populares en este país: Xian es el pasado de China, Beijing su presente y Shanghái su futuro. También se dice que si China fuera un árbol Xian sería la raíz, Beijing el tronco y Shanghái las ramas. Xian es el centro de la cultura China, una ciudad de 8 millones de habitantes, es decir una pequeña urbe si se tiene en cuenta que Chongqing tiene 31 millones.

A las afueras del aeropuerto nos estaba esperando Lei, una simpática guía que habla un español perfecto y que con su sonrisa, conocimientos y buen humor le puso un toque muy especial a nuestra corta estancia en esta ciudad. De inmediato fuimos a la Pagoda del Ganso Salvaje, un templo con muchos siglos de antigüedad que pierde un poco de encanto al estar convertida en un Disney budista, sin embargo pudimos tomar unas fotos encantadoras. Lo que si es innegable es que en este lugar se percibía una energía especial, aquellos tumultos propios de las vacaciones ya no existían y la paz y tranquilidad reinaban en medio de los jardines llenos de árboles repletos de una fruta local llamada kaki.

Para llegar al hotel atravesamos el sector amurallado, Xian aún conserva las murallas originales que encierran el centro de la ciudad, esto y su gran riqueza histórica le otorgan un aire de solemnidad inmenso. El sol radiante, al aire limpio, sus jardines florecidos y la amabilidad de su gente hacen de Xian una ciudad espectacular en todo el sentido de la palabra. Por momentos y guardando las distancias me recordó a mi amado Medellín.

En la noche fuimos a cenar dumplings, comida típica de esta región y a ver un espectáculo de la dinastía Tang, después de la ópera de Pekín las expectativas eran pocas, pero la sorpresa fue enorme, la cena fue servida en un teatro y justo cuando terminamos, ante nuestros ojos se desplegaron lo mejor de la música, las acrobacias y el baile de oriente, todo esto enmarcado por un escenario impecable y aderezado con una vestimenta realmente linda y elaborada, yo no quería que se terminara.

Nuestros compañeros tomaron el bus de regreso al hotel y Juanpa y yo un tuc tuc que nos llevó hasta el barrio Musulmán, cualquier papel sería insuficiente para describir la variedad de olores, sabores, colores, personas y artefactos que pudimos ver a lo largo de 1 km que cubre esta calle, arriesgarnos a caminar por allí fue una decisión inmejorable, nos sentíamos en una escena de película en la que nosotros éramos los extraños, algunas personas se detenían a mirarnos e incluso nos tomaron a lo lejos algunas fotografías, tanto Juanpa como yo nos sentíamos eufóricos y ni podíamos describir lo que estábamos sintiendo. Regresamos en metro al hotel, un metro muy parecido al de Londres, impecable.  Escribo esto desde un avión rumbo a Hangzhou, pero estoy seguro que nuestra mente y corazón siguen en aquella calle.

Al otro día desayunamos amenizados por Ricardo Montaner y Franco de Vita, no es de extrañar ya que el manager de este Sheraton es colombiano,  ciudad que se respete tiene que tener su colombiano ejemplar, que gusto es encontrarse con compatriotas que dejan el nombre de nuestro país en alto y que junto con el café servido en las habitaciones hacen que por un momento el mundo nos mire de otra manera.

Antes de dirigirnos hacia la atracción principal de la ciudad hicimos una parada en la muralla, la misma que la noche anterior habíamos visto iluminada e imponente desde el barrio musulmán. Esta vez subimos a ella con facilidad, ya que es plana como la de Cartagena,  junto a una pareja de médicos que nos acompañan en el tour, alquilamos unas bicicletas y recorrimos buena parte de su lado oriental. El cielo estaba muy azul, el sol radiante y la brisa fresca hicieron de esta simple experiencia algo muy especial.

Y se llegó el día de conocer a los guerreros de Terracota. En 1974 la región de Shaaxi, experimentó un fuerte verano, los campesinos del lugar excavaron en busca de agua y encontraron restos de figuras humanas. Uno de ellos llevó una cabeza a las oficinas del gobierno local y así oficialmente se descubrió la octava maravilla del mundo: LOS GUERREROS DE TERRACOTA, o en otras palabras la tumba del primer emperador de China correspondiente a la dinastía Qin, quien hizo que 780.000 personas trabajaran durante 38 años en la elaboración de su mausoleo. Este emperador, que fue cruel y tirano, al tiempo fue el responsable por la unificación de China, de su moneda, de la Gran Muralla, del sistema métrico, de la estandarización de sus armas… en otras palabras este personaje amado u odiado que vivió hace 2200 años es el responsable de lo que hoy es este país.

Visitamos una fábrica de réplicas de los guerreros en la que literalmente a uno le dan ganas de comprarlos todos ya que ninguno se parece a otro, sin embargo el precio, el peso y la dificultad para llevarlos nos hace volver a la realidad. En el gran museo que es patrimonio histórico de la humanidad estuvimos durante toda la tarde viendo 2000 de los casi 8000 guerreros que se han descubierto hasta el momento. Xian fue la capital de más de 10 dinastías por lo que se especula que todos sus alrededores están llenos de tumbas aún por descubrir. Visitar este lugar y ver a los guerreros perfectamente armados en pie frente a nosotros, tomó más valor cuando nos enteramos que estas reliquias son encontradas partidas en mil pedazos, y equipos de arqueólogos tardan hasta 8 años en armar tan solo uno de ellos. Esto si es dedicación y talento… y uno que se desespera armando un mueblecito de IKEA jajaja!!! Otra cosa por aprender de esta cultura… la paciencia.

Tomamos de nuevo nuestro bus esta vez con rumbo hacia el aeropuerto en busca de un nuevo destino, existe consenso en que Xian es una ciudad inolvidable, así como también la experiencia de caminar entre siglos de historia que,  claramente nos hacen comprender que estamos muy lejos de dimensionar lo que estamos viviendo y de asimilar la importancia de esta cultura para la historia del mundo. En contraste es triste pensar que esta sociedad posea un desprecio tal por los temas ecológicos, que durante nuestra estadía en Beijing una nube de contaminación cubrió 4 regiones del país y nos dejó una imagen borrosa de lo que otrora fuera la capital del imperio Chino. 

viernes, 18 de octubre de 2013

Las vacaciones más grandes del mundo.



Del 1 al 7 de octubre de cada año, los chinos celebran su fiesta nacional, lo que significa que el 20% de la población mundial (1.5 billones de personas) salen a vacaciones y se dedican a hacer turismo por su país,  justo en este momento Juanpa y yo aterrizamos en Beijing.

Salimos el miércoles en la mañana de San José, rumbo a El Salvador (ahora CR no tiene vuelos directos casi a ninguna parte L) allí esperamos una hora y abordamos un vuelo que llevaba más bolsas de pollo campero que pasajeros. Después de 5 interminables horas aterrizamos en Los Ángeles (El pueblo de Nuestra Señora la Reina de las Ángeles de la porciúncula)  para hacer una escala de 6 horas, de las cuales nos gastamos casi dos en filas migratorias y trámites aduaneros.

Llegamos al counter de AIR CHINA y de inmediato Oriente nos atropelló, faltaban 6 horas para abordar el avión y cerca de 100 personas ya estaban delante de nosotros cada una cargando en promedio 3 maletas, peluches, almohadas, looks estrafalarios y enormes ansias por llegar a Beijing. Nosotros habíamos documentando el equipaje desde San José por lo que solo tuvimos que registrarnos, pero algunos de nuestros compañeros de viaje no lo hicieron y sus caras de angustia reflejaron su frustración. (Sí, vamos en un tour, por extraño que parezca).

Tuvimos acceso a la sala VIP y justo sentado a nuestro lado estaba TOBBY MCGUIRE, el de Spiderman y el Gran Gatsby, no encontraba la forma de decirle a JP, que no lo había reconocido quién era sin que el actor se diera cuenta, justo cuando JP lo reconoció dobló su libreto y se fue, seguro molesto porque habíamos sido muy evidentes. Para estas alturas ya era la 1 de la mañana y debíamos abordar. Nos impresionó la rapidez con la que cerca de 300 personas se sentaron, arreglaron sus almohadas, cobijas, peluches y maletas. En menos de 15 minutos ya estábamos despegando, nosotros nos tomamos nuestra pastilla para dormir y nos acomodamos al lado de un señor chino que estaba muy enojado por algo. Claramente no logramos entender sus reclamos, por lo tanto nos quedamos con las ganas de saber el origen de su indisposición.

Casi 25 horas después llegamos a Beijing… un aeropuerto enorme y moderno nos dio la bienvenida, después de pasar el control migratorio, muy sencillo y fácil por cierto,  nos enfrentamos con la grandeza de esta cultura y su enorme acerbo histórico y cultural. Dos enormes pinturas que pertenecieron al último emperador (el de la película) están al lado y lado de la entrada hacia el tren que nos lleva a recoger las maletas. Hay cerca de 8.000 figuras diferentes y ninguna se parece a la otra. Nuestras maletas llegaron bien, fue un acierto haberlas hecho envolver con plástico ya que nada les pasó en tantas y tantas horas de viaje. Es interesante analizar como todos los pasajeros cambian la expresión de su cara cuando la maleta asoma por la banda, es como si se tomaran un relajante.

Afuera conocimos a Iris, nuestra guía, que con el paso de los días se convirtió en parte fundamental del viaje y de nuestra diversión. Amada y odiada por algunos, nosotros particularmente la encontramos encantadora y demasiado divertida. En total somos 18 viajeros, 14 de Costa Rica (en donde estamos dos españoles y dos colombianos) y 4 argentinos que han resultado ser muy agradables.

De inmediato nos llamaron la atención varias cosas: es una ciudad muy contaminada, tanto que el cielo azul hace mucho que no se ve,  el sol se ve lejano y redondo como inofensivo…  y la luna, hace rato no se asoma por aquí. Contrario a lo que muchos se podrían imaginar Beijing es impecable y muy verde. En ella viven 17 millones de personas y en nuestro tiempo de permanencia fue muy poca la basura que vimos y no fui testigo de ninguna carretera con huecos o maleza, por el contrario las cestas de flores y los jardines milimétricamente sembrados están en cualquier separador y rotonda. Beijing, dejando de lado la contaminación, es sin lugar a dudas una ciudad muy bella.

Nos metimos en nuestro papel de turistas chinos en china (con bandera y todo) y fuimos al Nido de Pájaro y al Cubo de Agua, no es posible entrar porque estos escenarios ya están en desuso y solo son atractivos turísticos, no se puede negar su belleza e imponencia, cómo estaría esto en la época de los olímpicos es la pregunta constante. Ya habíamos llegado a China, conocido a la guía, tomado el bus y visitado la primera atracción y a penas eran las 8 a.m. del viernes 4 de octubre, el jueves lo perdimos en el tiempo.

Fuimos al zoológico a conocer al famoso panda, estaba atiborrado de personas, por aquello de las vacaciones,  que vienen desde todo China a conocer la capital, de hecho el 90% del turismo proviene de las otras provincias del país. Nosotros no sabíamos qué era más interesante si mirar a los animales o a las personas que los observaban. Jamás me imaginé que pudieran existir tantos tipos de chinos y que además pudieran vestir de manera tan diversa.

El zoológico es un parque enorme, como todo en China, con lagos bordeados con sauces llorones y con la bruma que envuelve a toda la ciudad… parecía un cuadro impresionista, además es atravesado por un gran canal que va por el norte de China y que es más largo que la muralla y que servía de vía rápida de comunicación hace más de 1000 años.

Los animalitos están descuidados y en condiciones muy tristes, seguro a los pandas no los bañan hace años y ni hablar de los lobos o monos que tienen sus jaulas ubicadas debajo de los rieles del metro, es un poco triste, sin embargo esto no opaca la imponencia de algunos de sus paisajes y decorados. Imposible no pensar en Kenzo y Bimba que viven como unos reyes en San José y que desde aquí se extrañan demasiado.

Fuimos a almorzar a un restaurante tradicional de mesa redonda giratoria para compartir, muy rico y de ahí al hotel, excelente al estilo americano. Una siesta que se prolongó un poco más de lo planeado, la visita al mall cercano y el jet lag haciendo de las suyas (nos dormimos a las 10 y nos despertamos a las 3:30 am), pusieron fin al día.

Nuestro tour funciona como un reloj, a las 8 am y después de desayunar ya íbamos camino a la fábrica de las perlas, una tienda en la que aprendimos todo lo que se necesita saber sobre el cultivo de las perlas de agua dulce y de agua salada, de ahí fuimos al Palacio de Verano, lugar donde el emperador iba a pasar los días mas calurosos, este parque, el más grande de China, rodea un gran lago que ocupa 3 cuartas partes de su terreno, que a su vez  esta coronado por una pagoda preciosa que un emperador un día vio en sus sueños y quiso traerla a la realidad. Caminamos cerca de 2 kilómetros por este parque pisando lugares milenarios, llenos de historia y acompañados por miles de chinos que en sus vacaciones van a lugares como este. He comentado mil veces: “que increíble caminar en medio de tanta historia y tradición” 

La neblina, si bien producto de la contaminación agrega un toque místico a la experiencia. Tomamos el bote del dragón y tuvimos una linda sorpresa: nos encontramos con el pato de hule gigante del artista holandés Florentijn Hofman, que está en la ciudad con motivo de la semana del diseño.

Fuimos a almorzar a un lugar occidental, porque a algunos turistas no les gusta la comida china. Hasta el momento este restaurante ha sido lo único malo del viaje, la calidad de la comida y la falta de aseo dejaron mucho que desear, sin comentarios. Posteriormente fuimos a la Plaza Tian’anmen símbolo del partido comunista, homenaje a Mao, centro del gobierno,  de las finanzas, centro de China y escenario de una de las matanzas de estudiantes más grandes de la historia. A la fecha aún no se sabe cuantas personas murieron. Hoy en día es uno de los lugares mas vigilados del planeta, las cámaras de seguridad, las revisiones y la cantidad de policías vestidos de civil y de uniforme intimidan. En su interior el espíritu festivo, las familias felices tomándose fotos, los decorados especiales por la independencia y el espíritu festivo hacen que nos sintamos en la auténtica China, un país donde pareciera que los únicos comunistas son los gobernantes y no su población.

Cruzamos las calle y entramos a la ciudad prohibida, casa de los emperadores desde 1420 hasta 1924. Este es el complejo monárquico más grande y visitado del mundo, tiene 9999 habitaciones y caminar entre cada una de ellas nos tomó cerca de 3 horas y casi 4 kilómetros. Es muy bonito pero creo que a no ser por la cantidad y variedad de personas que nos acompañaban en el recorrido hubiera sido un poco monótono.  Para JP y yo comentar sus vestimentas, descifrar sus conversaciones y admirar la belleza de sus niños se convirtió en la principal atracción.

La cultura de este país le da tal importancia a la familia que creo que sólo se puede comparar con los lazos filiales que tenemos en algunos países de América Latina. Después de que en 1980 se impusiera la ley del hijo único, la vida de las familias en China gira en torno a su hijo. Esto es muy enternecedor, padres, abuelos, tíos etc. están siempre pendientes de los héroes de la familia. Mientras trabajan, los padres viven por y para sus hijos, todos sus ingresos son para ellos, esto sin importar la clase social. Cuando ya están ancianos los papeles se invierten y son los hijos quienes se desvelan por sus padres. Que diferente a la cultura occidental, donde cada vez más ancianos mueren solos, tristes y olvidados.  (Dice JP que los hijos únicos de China reciben tanta atención que son a su vez mal criados y berrinchudos)

Cuando los pies  ya nos palpitaban y no dábamos para más, fuimos al Templo del Cielo,  el lugar más lindo en el que hemos estado. Allí iba el emperador a orar por las cosechas. Actualmente las personas van a este lugar a cantar, bailar y a jugar, otro contacto con la China más real y alegre.

En la noche fuimos a comer PATO LAQUEADO DE PEKÍN, este es el plato más tradicional del país, mientras JP comía verduras, yo trataba de encontrarle el gusto a este peculiar plato. Después nuestros compañeros fueron a un show de Kung Fu, algunos nos quedamos en una calle muy moderna y comercial. Creemos que era como un barrio de clase alta, porque la gente era muy elegante y las tiendas muy lujosas. Beijing de noche es un gran Times Square, todos los edificios tienen pantallas y letreros luminosos, es increíble que transitamos cuadras interminables y kilómetros y kilómetros y las luces y los grandes edificios no dejan de aparecer. Insisto, es una ciudad muy linda y organizada… quien lo iba a creer.

Dormidos a las 9:00 pm levantados a las 5:00 am poco a poco nos vamos cuadrando, vamos 14 horas por delante de CR, así que el desajuste es justificado. En la mañana hicimos una pausa en una fábrica de Jade, piedra que es símbolo de China, nos pareció larga y poco entretenida esta parada, pero nuestros compañeros de viaje, que compran de todo, salieron con las manos llenas de regalos. Mi pregunta es, será que si van a ser adornos de algún lugar?, o terminarán en algún cajón olvidados? NS/NR .

De allí fuimos a un tramo de la Gran Muralla China, estaba muy nublado por la contaminación, pusimos a prueba nuestra resistencia física y meses de entrenamiento y empezamos la subida, dice Mao “ Quien no ha subido a la muralla, no es un hombre de verdad” nosotros subimos lo menos que pudimos hasta que nos sentimos héroes. La verdad es que aquí con estos recorridos tan fuertes debemos administrar las energías, por eso no esforzarse de más es la regla. Paramos a almorzar en un enorme restaurante de comida típica, degustamos unos platos exquisitos, que hasta el momento no sé bien qué son, pero que nos aseguraron con mucha vehemencia que no contenían ni perro ni gato, ni ningún otro animalito no deseado J.

Hemos caminado tanto en tan poco tiempo y los chinos tienen todo tan bien calculado que cuando sentíamos desfallecer nos llevaron a recibir un masaje de pies. Pero como nada es gratis mientras nos subían al cielo a punta de delicadas maniobras, aparecían un médico y enfermera chinos que con vernos la lengua y sentirnos el pulso nos diagnosticaban enfermedades como: dolor de espalda, falta de sueño, malestar estomacal con tratamientos ofrecidos por ellos que rondaban los 500 dólares cada uno. Lo más chistoso es que a JP que se viene recuperando de varias dolencias lo felicitaron por sus excelentes condiciones. Algunos de nuestros compañeros de viaje salieron con sus medicinas en la mano. Yo que creí que gozaba de buena salud, terminé casi desahuciado, pero gracias a las recomendaciones de mi hermano que ya estuvo por aquí hace algunos años, salí con las manos vacías.  De allí fuimos a los HUTONGS en triciclo, los laberínticos barrios tradicionales de la ciudad, allí todo lo que se dice de esta cultura es verdad, huele mal, todo tiene aspecto sucio y es desordenado y mal tenido; sin embargo el recorrido en triciclo es agradable y el contacto con el mundo real también lo es. Los HUTONGS están en vía de extinción ya casi no queda ninguno, los que existen son cuidados por el gobierno como símbolo tradicional y como contraste con las grandes torres de apartamentos en las que se acomodan en la actualidad 17 millones de capitalinos.

En la noche fuimos primero a un BBQ que claramente tenía bajos estándares de aseo y luego a la ópera de Pekín, no sé que decir al respecto, es un espectáculo bastante especial y creo que muy poco comprensible para los occidentales, me gusta la ópera tradicional, pero en esta ocasión mi mayor mérito fue no haberme quedado dormido.

Con esto completamos las tres actividades básicas que se realizan en la ciudad: (poner acento chino) PEKIN PATO, PEKÍN OPERA, PEKÍN MURALLA, Así terminamos nuestra visita a esta maravillosa ciudad, que nos deja con la inquietud de regresar, con los pulmones bastante sucios y con la certeza de que Beijing es un mito, hay que venir a ella para conocerla de verdad.