XIE XIE XIAN
En
la esquina dos ancianas hablan sobre las novedades del día, un par de
estudiantes adolescentes están pegadas a su celular, un señor mayor pasea su
perrito, dos novios discuten a la salida del metro, un elegante ejecutivo pasa
raudo en su carro último modelo, seguro hacia su trabajo; nuestra guía esta
preocupada porque su niña está enferma y no pudo dormir la noche anterior. Estamos tan lejos de casa, en un país tan
extraño, y sentimos que las preocupaciones, anhelos, inquietudes y sueños son
los mismos y al final todos somos iguales, todos buscamos la felicidad.
El
lunes 7 en la mañana llegamos a Xian después de un vuelo de dos horas desde
Beijing. Existen dos dichos populares en este país: Xian es el pasado de China,
Beijing su presente y Shanghái su futuro. También se dice que si China fuera un
árbol Xian sería la raíz, Beijing el tronco y Shanghái las ramas. Xian es el
centro de la cultura China, una ciudad de 8 millones de habitantes, es decir
una pequeña urbe si se tiene en cuenta que Chongqing tiene 31 millones.
A
las afueras del aeropuerto nos estaba esperando Lei, una simpática guía que
habla un español perfecto y que con su sonrisa, conocimientos y buen humor le
puso un toque muy especial a nuestra corta estancia en esta ciudad. De
inmediato fuimos a la Pagoda del Ganso Salvaje, un templo con muchos siglos de
antigüedad que pierde un poco de encanto al estar convertida en un Disney
budista, sin embargo pudimos tomar unas fotos encantadoras. Lo que si es
innegable es que en este lugar se percibía una energía especial, aquellos
tumultos propios de las vacaciones ya no existían y la paz y tranquilidad
reinaban en medio de los jardines llenos de árboles repletos de una fruta local
llamada kaki.
Para
llegar al hotel atravesamos el sector amurallado, Xian aún conserva las
murallas originales que encierran el centro de la ciudad, esto y su gran
riqueza histórica le otorgan un aire de solemnidad inmenso. El sol radiante, al
aire limpio, sus jardines florecidos y la amabilidad de su gente hacen de Xian
una ciudad espectacular en todo el sentido de la palabra. Por momentos y
guardando las distancias me recordó a mi amado Medellín.
En
la noche fuimos a cenar dumplings, comida típica de esta región y a ver un
espectáculo de la dinastía Tang, después de la ópera de Pekín las expectativas
eran pocas, pero la sorpresa fue enorme, la cena fue servida en un teatro y
justo cuando terminamos, ante nuestros ojos se desplegaron lo mejor de la
música, las acrobacias y el baile de oriente, todo esto enmarcado por un
escenario impecable y aderezado con una vestimenta realmente linda y elaborada,
yo no quería que se terminara.
Nuestros
compañeros tomaron el bus de regreso al hotel y Juanpa y yo un tuc tuc que nos
llevó hasta el barrio Musulmán, cualquier papel sería insuficiente para
describir la variedad de olores, sabores, colores, personas y artefactos que
pudimos ver a lo largo de 1 km que cubre esta calle, arriesgarnos a caminar por
allí fue una decisión inmejorable, nos sentíamos en una escena de película en
la que nosotros éramos los extraños, algunas personas se detenían a mirarnos e
incluso nos tomaron a lo lejos algunas fotografías, tanto Juanpa como yo nos
sentíamos eufóricos y ni podíamos describir lo que estábamos sintiendo.
Regresamos en metro al hotel, un metro muy parecido al de Londres,
impecable. Escribo esto desde un avión
rumbo a Hangzhou, pero estoy seguro que nuestra mente y corazón siguen en
aquella calle.
Al
otro día desayunamos amenizados por Ricardo Montaner y Franco de Vita, no es de
extrañar ya que el manager de este Sheraton es colombiano, ciudad que se respete tiene que tener su
colombiano ejemplar, que gusto es encontrarse con compatriotas que dejan el
nombre de nuestro país en alto y que junto con el café servido en las
habitaciones hacen que por un momento el mundo nos mire de otra manera.
Antes
de dirigirnos hacia la atracción principal de la ciudad hicimos una parada en
la muralla, la misma que la noche anterior habíamos visto iluminada e imponente
desde el barrio musulmán. Esta vez subimos a ella con facilidad, ya que es
plana como la de Cartagena, junto a una
pareja de médicos que nos acompañan en el tour, alquilamos unas bicicletas y
recorrimos buena parte de su lado oriental. El cielo estaba muy azul, el sol
radiante y la brisa fresca hicieron de esta simple experiencia algo muy
especial.
Y se
llegó el día de conocer a los guerreros de Terracota. En 1974 la región de
Shaaxi, experimentó un fuerte verano, los campesinos del lugar excavaron en
busca de agua y encontraron restos de figuras humanas. Uno de ellos llevó una
cabeza a las oficinas del gobierno local y así oficialmente se descubrió la
octava maravilla del mundo: LOS GUERREROS DE TERRACOTA, o en otras palabras la
tumba del primer emperador de China correspondiente a la dinastía Qin, quien
hizo que 780.000 personas trabajaran durante 38 años en la elaboración de su
mausoleo. Este emperador, que fue cruel y tirano, al tiempo fue el responsable
por la unificación de China, de su moneda, de la Gran Muralla, del sistema
métrico, de la estandarización de sus armas… en otras palabras este personaje
amado u odiado que vivió hace 2200 años es el responsable de lo que hoy es este
país.
Visitamos
una fábrica de réplicas de los guerreros en la que literalmente a uno le dan
ganas de comprarlos todos ya que ninguno se parece a otro, sin embargo el
precio, el peso y la dificultad para llevarlos nos hace volver a la realidad.
En el gran museo que es patrimonio histórico de la humanidad estuvimos durante
toda la tarde viendo 2000 de los casi 8000 guerreros que se han descubierto
hasta el momento. Xian fue la capital de más de 10 dinastías por lo que se
especula que todos sus alrededores están llenos de tumbas aún por descubrir. Visitar
este lugar y ver a los guerreros perfectamente armados en pie frente a nosotros,
tomó más valor cuando nos enteramos que estas reliquias son encontradas
partidas en mil pedazos, y equipos de arqueólogos tardan hasta 8 años en armar
tan solo uno de ellos. Esto si es dedicación y talento… y uno que se desespera
armando un mueblecito de IKEA jajaja!!! Otra cosa por aprender de esta cultura…
la paciencia.
Tomamos
de nuevo nuestro bus esta vez con rumbo hacia el aeropuerto en busca de un
nuevo destino, existe consenso en que Xian es una ciudad inolvidable, así como
también la experiencia de caminar entre siglos de historia que, claramente nos hacen comprender que estamos
muy lejos de dimensionar lo que estamos viviendo y de asimilar la importancia
de esta cultura para la historia del mundo. En contraste es triste pensar que
esta sociedad posea un desprecio tal por los temas ecológicos, que durante
nuestra estadía en Beijing una nube de contaminación cubrió 4 regiones del país
y nos dejó una imagen borrosa de lo que otrora fuera la capital del imperio
Chino.
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