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martes, 22 de octubre de 2013

XIE XIE XIAN


XIE XIE XIAN

En la esquina dos ancianas hablan sobre las novedades del día, un par de estudiantes adolescentes están pegadas a su celular, un señor mayor pasea su perrito, dos novios discuten a la salida del metro, un elegante ejecutivo pasa raudo en su carro último modelo, seguro hacia su trabajo; nuestra guía esta preocupada porque su niña está enferma y no pudo dormir la noche anterior.  Estamos tan lejos de casa, en un país tan extraño, y sentimos que las preocupaciones, anhelos, inquietudes y sueños son los mismos y al final todos somos iguales, todos buscamos la felicidad.

El lunes 7 en la mañana llegamos a Xian después de un vuelo de dos horas desde Beijing. Existen dos dichos populares en este país: Xian es el pasado de China, Beijing su presente y Shanghái su futuro. También se dice que si China fuera un árbol Xian sería la raíz, Beijing el tronco y Shanghái las ramas. Xian es el centro de la cultura China, una ciudad de 8 millones de habitantes, es decir una pequeña urbe si se tiene en cuenta que Chongqing tiene 31 millones.

A las afueras del aeropuerto nos estaba esperando Lei, una simpática guía que habla un español perfecto y que con su sonrisa, conocimientos y buen humor le puso un toque muy especial a nuestra corta estancia en esta ciudad. De inmediato fuimos a la Pagoda del Ganso Salvaje, un templo con muchos siglos de antigüedad que pierde un poco de encanto al estar convertida en un Disney budista, sin embargo pudimos tomar unas fotos encantadoras. Lo que si es innegable es que en este lugar se percibía una energía especial, aquellos tumultos propios de las vacaciones ya no existían y la paz y tranquilidad reinaban en medio de los jardines llenos de árboles repletos de una fruta local llamada kaki.

Para llegar al hotel atravesamos el sector amurallado, Xian aún conserva las murallas originales que encierran el centro de la ciudad, esto y su gran riqueza histórica le otorgan un aire de solemnidad inmenso. El sol radiante, al aire limpio, sus jardines florecidos y la amabilidad de su gente hacen de Xian una ciudad espectacular en todo el sentido de la palabra. Por momentos y guardando las distancias me recordó a mi amado Medellín.

En la noche fuimos a cenar dumplings, comida típica de esta región y a ver un espectáculo de la dinastía Tang, después de la ópera de Pekín las expectativas eran pocas, pero la sorpresa fue enorme, la cena fue servida en un teatro y justo cuando terminamos, ante nuestros ojos se desplegaron lo mejor de la música, las acrobacias y el baile de oriente, todo esto enmarcado por un escenario impecable y aderezado con una vestimenta realmente linda y elaborada, yo no quería que se terminara.

Nuestros compañeros tomaron el bus de regreso al hotel y Juanpa y yo un tuc tuc que nos llevó hasta el barrio Musulmán, cualquier papel sería insuficiente para describir la variedad de olores, sabores, colores, personas y artefactos que pudimos ver a lo largo de 1 km que cubre esta calle, arriesgarnos a caminar por allí fue una decisión inmejorable, nos sentíamos en una escena de película en la que nosotros éramos los extraños, algunas personas se detenían a mirarnos e incluso nos tomaron a lo lejos algunas fotografías, tanto Juanpa como yo nos sentíamos eufóricos y ni podíamos describir lo que estábamos sintiendo. Regresamos en metro al hotel, un metro muy parecido al de Londres, impecable.  Escribo esto desde un avión rumbo a Hangzhou, pero estoy seguro que nuestra mente y corazón siguen en aquella calle.

Al otro día desayunamos amenizados por Ricardo Montaner y Franco de Vita, no es de extrañar ya que el manager de este Sheraton es colombiano,  ciudad que se respete tiene que tener su colombiano ejemplar, que gusto es encontrarse con compatriotas que dejan el nombre de nuestro país en alto y que junto con el café servido en las habitaciones hacen que por un momento el mundo nos mire de otra manera.

Antes de dirigirnos hacia la atracción principal de la ciudad hicimos una parada en la muralla, la misma que la noche anterior habíamos visto iluminada e imponente desde el barrio musulmán. Esta vez subimos a ella con facilidad, ya que es plana como la de Cartagena,  junto a una pareja de médicos que nos acompañan en el tour, alquilamos unas bicicletas y recorrimos buena parte de su lado oriental. El cielo estaba muy azul, el sol radiante y la brisa fresca hicieron de esta simple experiencia algo muy especial.

Y se llegó el día de conocer a los guerreros de Terracota. En 1974 la región de Shaaxi, experimentó un fuerte verano, los campesinos del lugar excavaron en busca de agua y encontraron restos de figuras humanas. Uno de ellos llevó una cabeza a las oficinas del gobierno local y así oficialmente se descubrió la octava maravilla del mundo: LOS GUERREROS DE TERRACOTA, o en otras palabras la tumba del primer emperador de China correspondiente a la dinastía Qin, quien hizo que 780.000 personas trabajaran durante 38 años en la elaboración de su mausoleo. Este emperador, que fue cruel y tirano, al tiempo fue el responsable por la unificación de China, de su moneda, de la Gran Muralla, del sistema métrico, de la estandarización de sus armas… en otras palabras este personaje amado u odiado que vivió hace 2200 años es el responsable de lo que hoy es este país.

Visitamos una fábrica de réplicas de los guerreros en la que literalmente a uno le dan ganas de comprarlos todos ya que ninguno se parece a otro, sin embargo el precio, el peso y la dificultad para llevarlos nos hace volver a la realidad. En el gran museo que es patrimonio histórico de la humanidad estuvimos durante toda la tarde viendo 2000 de los casi 8000 guerreros que se han descubierto hasta el momento. Xian fue la capital de más de 10 dinastías por lo que se especula que todos sus alrededores están llenos de tumbas aún por descubrir. Visitar este lugar y ver a los guerreros perfectamente armados en pie frente a nosotros, tomó más valor cuando nos enteramos que estas reliquias son encontradas partidas en mil pedazos, y equipos de arqueólogos tardan hasta 8 años en armar tan solo uno de ellos. Esto si es dedicación y talento… y uno que se desespera armando un mueblecito de IKEA jajaja!!! Otra cosa por aprender de esta cultura… la paciencia.

Tomamos de nuevo nuestro bus esta vez con rumbo hacia el aeropuerto en busca de un nuevo destino, existe consenso en que Xian es una ciudad inolvidable, así como también la experiencia de caminar entre siglos de historia que,  claramente nos hacen comprender que estamos muy lejos de dimensionar lo que estamos viviendo y de asimilar la importancia de esta cultura para la historia del mundo. En contraste es triste pensar que esta sociedad posea un desprecio tal por los temas ecológicos, que durante nuestra estadía en Beijing una nube de contaminación cubrió 4 regiones del país y nos dejó una imagen borrosa de lo que otrora fuera la capital del imperio Chino. 

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