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jueves, 14 de junio de 2012

Islandia Impronunciable parte 2

El lunes salimos muy temprano del hotel ya que a las 11:30 debíamos tomar un ferry que nos llevaría a las islas Vestmann,  de camino hasta el embarcadero pudimos pasar por una cascada que a diferencia de todas las que habíamos visto hasta el momento, daba la posibilidad de recorrer la parte trasera de la caida de agua. Valió la pena conocer el backstage de semejante puesta en escena tan linda.  Una vez en el puerto abordamos el ferry con carro y todo y en un breve recorrido en el que JP pudo ver de nuevo ballenas acompañando nuestro navegar, llegamos a Heimaey el poblado principal de las islas y testigo del peor fenómeno natural que Islandia haya padecido.   En 1973 y durante 6 meses hizo erupción el volcán cercano a Heimaey. Inmediatamente toda la población (5000 personas aproximadmente) fue evacuada de la isla y fueron obligados a buscar refugio en la "isla grande" Al final de la erupción sólo regresó una tercera parte de los habitantes,  que de inmediato emprendieron el proceso de reconstrucción. Cuando regresaron, la naturaleza había destruído 400 viviendas pero les había dado 200 km adicionales de territorio, producto de las 30 millones de toneladas de lava que emanaron del volcán durante los 6 meses de ardua actividad. Es impresionante ver cómo este acontecimiento ha marcado la vida de los isleños y aún hoy es una cicatriz latente. Los pobladores de las Islas Vestmann se han destacado por su espíritu emprendedor, allí se fundó la primera escuela primaria, la primera clínica de maternidad y la primera empresa de seguros de toda Islandia.  Recorrimos toda la isla y disfrutamos de la amabilidad de su gente, de sus callecitas coloridas, del acuario, de los caballos islandeses (hay más caballos islandeses en Alemania que en Islandia), de una excepcional vista desde cada rincón por el que nos asomábamos y por supuesto de la piscina. Al otro día en la mañana tomamos el ferry de regreso hacia Reikiavik. De camino paramos en el museo de arte moderno para apreciar una exposición de artistas escandinavos relacionada con el sonido. Una vez en Reikiavik nos instalamos en nuestro idílico Kex Hostel, no creo que exista uno mejor.... Y de nuevo salimos a devorarnos la ciudad. A las 7 de la noche salimos hacia la famosa Laguna Azul, es el lugar más disneylandia de toda la isla, después de haber estado en tantas piscinas, naturales y artificiales, nos pareció pretenciosa la infraestructura de este lugar, alejada del espiritú amable y sencillo de Islandia. Cuando estábamos dentro de la pisicina embarrados en mascarilla de silicio mineral, ya se nos había olvidado nuestra crítica al lujo y la pretensión. Volvimos a Reikiavik y seguimos en la calle, esta vez hasta bien tarde ya que queríamos ver el atardecer de la media noche.  Si bien el islandés es impronunciable y es tan diferente al español, encontramos una palabra que se escribe y pronuncia igual en ambos idiomas y además significa lo mismo NOSTALGIA. Eso es lo que sentimos en este momento, cuando tenemos que despedirnos de este lugar, que no nos hemos cansado de admirar y disfrutar. Como dice su slogan ISLANDIA INSPIRA. Nuestro viaje continúa en Nueva York, todo lo contrario a lo que hemos vivido hasta ahora. No sé si vaya a tener inspiración para escribir, creo que seguiré digiriendo todas las maravillas que vivímos durante 12 días y cerca de 2500 km. Prometemos pronto subir las fotos y cerrar este capítulo de Islandia cuando los sentimientos se hayan apaciaguado un poco y el tiempo nos dé la claridad para evaluar adecuadamente esta gran experiencia de vida.  TAKK FYRIR ÍSLAND!!!!!!

martes, 12 de junio de 2012

Entre Icebergs y fiordos 

Las responsabilidades en nuestro viaje se han ido adjudicando de forma espontánea, JP es el encargado de definir la ruta, administrar la comida durante los recorridos, poner la música y leer en la guía las reseñas de los lugares que visitamos. Yo manejo,  controlo el tiempo, verifico la temperatura, el estado de la vía y monitoreo la cantidad de combustible. Esto último bien importante porque la distancia entre cada estación de servicio puede ser muy larga. La mayoría de gasolineras son de autoservicio, lo que al inicio representó un reto. Se imaginan tanquear, pagar e imprimir el recibo en islandés? pues como la experiencia no se improvisa ya hemos aprendido e incluso enseñado a otros turistas sobre este procedimiento. El costo de la gasolina es un tema que ni quiero mencionar...  Llegamos al pueblito del fiordo el viernes en la tarde noche, al pequeño hotel-palacio y de inmediato notamos que Seydisfjörður no era lo que las guías mencionaban "un pueblo bohemio y alegre" por el contrario es un pueblo solitario y sombrío, donde lo único que nos saludó fue un gato rechoncho que se ganó el corazón de JP. El sábado en la mañana un poco desilucionados dejamos este pueblo, sólo recordable por el agradable hotel y abundante desayuno; para recorrer los demás asentamientos de los fiordos del este. Regresamos a la soleada Egilsstaðir y tomamos otra vía hasta Reyðarfjörður lugar al que llegaron los soldados ingleses y noruegos durante la segunda guerra mundial. El sol nos acompañaba, el mar azul a nuestros pies, todo estaba más brillante y el museo de guerra pequeño y muy interesante, nos encantó. Atravezamos el siguiente fiordo pero esta vez a través de un túnel de casi 6 km, una obra de ingeniería destacada, usada sólo para conectar dos pueblitos que lo único que tienen de importante es una fundición de aluminio muy polémica entre los ecologístas,  llegamos a Eskifjörður donde por primera vez escuchamos un fuerte pito de carro que nos asustó... luego un lugar muy afrancesado, con los nombres de sus calles en islandés y francés Fáskrúðsfjörður. Seguimos bordeando los fiordos del este entre maravillosas vistas y llegamos Estöðvarfjörður famoso por un mercado artesanal de verano y por las piedras de Petra, una señora que coleccionó rocas toda su vida y que ahora ha convertido su casa en museo. Esta es una buena manera de que un acumulador compulsivo convierta su enfermedad en negocio.  De Breiðdalsvík y Djúpivogur los pueblos siguientes  no tenemos mucho que decir más que son los últimos pueblos pintorescos que se encuentran al sur de los fiordos del este.  Después de este camino intermitente proseguimos hasta Höfn el pueblo más importante de la zona, en este recorrido de más de 100 kilómetros en el que veíamos postales en todo momento, lo mejor fue la aparición de una manada de 11 renos que nos miraban con la misma curiosidad y admiración que nosotros a ellos. Eran tan lindos y estaban ahí libres y no parecían para nada intimidados por nuestra presencia, cuando nos fuimos ellos se fueron también. En Höfn cenamos mientras los demás comensales vibraban con el partido Alemania - Portugal de la Eurocopa, el fútbol es definitivamente una pasión global. La emoción, los gritos y la ansiedad son los mismos y los veríamos con mayor intensidad durante el partido España - Italia al día siguiente. Llegamos a nuestro hospedaje del día, de nuevo una finca en el medio de la nada, estábamos en el sur de Islandia resguardados por el mayor glaciar de Europa el Vatnajökull, esta masa de hielo ocupa casi un cuarto del territorio del país y el parque natural que lo circunda fue el mismo por el que caminamos entre trolles, saltando entre piedras al norte de la isla. Ya podrán hacerse una idea de su tamaño e importancia.  El domingo, despues del desayuno salimos hacia Jökulsárlón una laguna glaciar, seguramente uno de los lugares más lindos y extraños que hemos visto en este paseo. Icebers milenarios flotan en medio de una laguna, en su camino hacia el mar, son de color blanco, negro y turquesa. Recorrimos este paraíso en un bus anfibio que nos llevó hasta algunos de estos gigantes de hielo que más bien parecían esculturas. Al rededor de una de ellas, las focas juguetonas hacían sus mejores movimientos de nado sincronizado. En esta laguna se grabaron escenas de Tomb Raider y Die Another Day, entre muchas otras películas. Al final del tour pudimos probar un pedazo de hielo de más de mil años de antigüedad, estoy seguro que nunca antes habíamos comido algo tan viejo.  La zona que recorríamos después de la laguna es como una enorme playa que debe su aspecto a las contínuas erupciones volcánicas que derriten el glaciar y se convierten en una mezcla de lava, ceniza y agua que arrasa todo a su paso, la última inundación de este modo se dio en 1996. Este tipo de playa se llama Sandar y el que atravezábamos cubre un territorio de 1000 km cuadrados. El paisaje era un poco deprimente ya que el cielo y el sandar parecían del mismo color gris y la ausencia total de vida acentuaba este sentimiento.  Nos alejamos de esta superficie lunar y llegamos a Skaftafell lugar que sirve de acceso al gran glaciar. Es un lugar muy turístico y relativamente cercano a Reikiavik por lo que ya no estabamos tan solos, caminamos apreciando al glaciar  que se chorrea entre las montañas y admirando las caidas de agua enmarcadas por columnas de basalto. Después de dos horas decidimos bajar, extasiados ante tal belleza y diversidad. Revisando los post anteriores encuentro que estas palabras son recurrentes, pero a veces es difícil encontrar otros adjetivos que describan mejor a Islandia.  De paso por Kirkjubæjaklaustur, el pueblo impronunciable paramos a comer en un bar de carretera donde varios islandeses vibraban con el equipo español como si fuera propio. En primera fila un grupo de amigos italianos celebraron timidamente el gol de su selección. En Vik pudimos ver una de las postales más reconocidas de Islandia, un gran arco de piedra en la costa de una playa volcánica adornada con columnas de basalto de hasta 60 metros, un paisaje irreal.  Entrábamos ahora en los dominios del  Eyjafjallajökull, volcán que paralizó a Europa en el 2010, en su ladera se encuentra Skógar, un diminuto poblado que parece perfecto. Está al pie de una montaña muy verde, su calle de acceso esta trazada al lado de un río cristalino bordeado de las flores amarillas que tanto he mencionado. Su campo está lleno de maleza violeta y de esas florecitas redondas que al soplar vuelan por los aires en mil pedacitos. A su derecha una cascada que sale de la montaña. Cuando en el colegio a uno le pedían pintar un paisaje lo hacía como Skógar. Pensar que hace tan solo dos años todo esto estuvo cubierto en cenizas.  Un kilómetro después estaba nuestro hotel, sencillo y administrado por personas muy amables. Este hospedaje fue usado como refugio durante las erupciones del 2010. Por el camino empiezan a aparecer señales que mencionan a Reikiavik,  esto nos indica que ya nuestra vuelta por Islandia está a punto de finalizar, nuestros corazones se arrugan un poquito al pensar que el regreso será pronto,  pero se reconfortan en los planes de los próximos 7 días. 

sábado, 9 de junio de 2012

Saltando entre piedras

El miércoles antes de nuestra aventura con las ballenas conocimos una catarata muy famosa por estos lares llamada Gulfoss: Gul = Dios, Foss = catarata, Catarata de los Dioses, porque allí en el año 1000 cuando los islandeses decidieron ser cristianos, depositaron todas las imágenes y estatuas de sus dioses paganos. Además de eso es conocida por la belleza del lugar y lo imponente de sus aguas. Pudimos disfrutarla casi solos,  lo que nos hizo sentirnos dueños de este paraíso. Tomamos mil fotos pero queríamos una al lado de la cascada tomada desde lejos para poder llevarnos un poco de su grandeza. Juanpa fue el primero en posar, vi que llegó sin problemas hasta el lugar y yo le tomé fotos con todas las opciones posibles de la cámara, para asegurarme de que no perdiera el esfuerzo. Luego llegó mi turno, corrí al encuentro de JP para ganar tiempo, en ese momento me di cuenta que para llegar hasta el lugar deseado era necesario saltar entre las piedras y de caerme o equivocarme irremediablemente terminaría mojado por el agua helada. JP siguió su camino ahora como fotógrafo con la cámara que ya le había entregado; y yo me enfrenté a este obstáculo con un poco de desgano, lo veía arriesgado y difícil. Entonces opté por hacerme en otro lugar, bonito también, pero no tan cerca de la caída de agua. Allí aparecí con mi mejor sonrisa para la foto. No había empezado a regresar cuando JP apurado apareció a mi lado preguntándome porqué no había ido hasta el lugar acordado. Yo tuve que admitir que tenía una mezcla de pereza y temor. Él muy decidido me recordó que mis zapatos eran impermeables y si caía al agua nada me iba a pasar, me indicó por donde cruzar de una manera más sencilla y me motivó a hacerlo. Al final tomamos una maravillosa foto desde el lugar deseado. Y así es la vida, a veces nos enfrentamos a obstáculos que no queremos o tememos superar, pero con un poco de preparación, información, humildad y apoyo, no existe Everest que nos detenga. El sol apareció otra vez el jueves. Saliendo de Húsavik, el pueblo de las ballenas cerca del polo norte, tomamos una empinada vía al borde del Oceano Ártico. Imaginen un cielo azul intenso, las montañas nevadas al fondo, un mar de mercurio, gracias al reflejo del sol y a nuestro lado una alfombra de pasto verde ... Todo un sueño. Nos dirigíamos a Ásbyrgi una zona del parque nacional Jökulsárgljúfur, lugar lleno de leyendas y árboles, lo de las leyendas es normal, así es  en todo el país, lo de los árboles no, en Islandia hay muy pocos.  Emprendimos nuestra caminata por un sendero lleno  de abetos y abedúes, estábamos a 8 grados y con los ánimos a mil. El aire fresco, la soledad del lugar, el sonido de los pájaros al fondo y la posibilidad de encontrar un duende o un troll eran los ingredientes de nuestra primera caminata larga en Islandia. Pasados unos 30 minutos llegamos a un laguito de aguas cristalinas rodeado de árboles por un lado y de una pared de piedra de unos 30 metros frente a nosotros, esta pared tenía algunas cuevas que servían de nidos a diferentes especies de aves que hacían mucho ruido cada que llegaban a su hogar. Este lugar parecía recién hecho y estaba allí solo para nosotros, nos sentíamos diminutos en medio de este paísaje.  De repente todo cambió, ya no éramos nosotros los observadores, éramos los observados. Aquella alta pared se transfiguró en una tribuna de cabezas sobresalientes, que muy elegantes con sus sombreros de musgo observaban a estos dos intrusos con pasmosa calma. Si señor@s eran los trolles que convertidos en piedra hace millones de años nos miraban fijamente.  Seguimos nuestro camino hacia Vansdalur, otro sector de este parque nacional que sirve para proteger el cause del segundo río más grande de Islandia y el Glaciar que lo nutre. Emprendimos una nueva caminata, más irregular, desafiante, retadora. El frío era más fuerte por el viento inclemente, por el camino se desplegaban piedras milenarias formadas por columnas de basalto en posición horizontal que daban la impresión de haber sido colocadas una sobre la otra con precisión milimétrica. Estuvimos cerca de tres horas saltando entre rocas, subiendo pequeñas colinas, enfrentando al vértigo en miradores infinitos e impregnándonos de este paisaje tan diferente al nuestro. Al final de la caminata llegamos a un lugar llamado " la iglesia" una formación natural más semejante a una catedral.  Una oración fue la mejor manera de admirar tal perfección.  Cuando uno cree que nada más puede impresionarlo llega algo que lo deja de nuevo sin palabras y allí estaba Dettifoss, la catarata más caudalosa de Europa, enmarcada por dos arco iris que le daban un poco de color a aquel chorro de agua lechoso y gris. Qué fuerza, qué potencia, qué imponencia. De nuevo esa sensación de pequeñez y admiración. Caminando unos 15 minutos río arriba estaba Selfoss, otro salto de agua, muy bello pero carente de la fuerza de su vecina. Seguro si hubiera estado en otro lugar habría sido más memorable.  Seguimos hacia Mývatn una zona volcánica y geotermal muy activa, allí estvieron por un tiempo los astronautas del Apolo 11 antes de ir a la luna, porque el paisaje es el más similar que hay en la tierra,  al de nuestro satélite más cercano. Sin embargo el objetivo allí era sólo uno por el momento, la pisicina geotermal natural. Todas las piscinas en las que hemos estado son calentadas naturalmente, pero son acondicionadas como piscinas normales. Ésta por el contrario está en su estado natural, lo que la hace colorida y muy auténtica. Ya somos unos expertos en el protocolo piscinero, que implica un fuerte aseo antes y después de cada baño. Creo que nunca en la vida había estado tan reluciente jijiji.  El viernes despertamos aún en el norte,  en nuestro albergue de turno, una finca de ovejas y vacas escocesas. Compartimos morada con una familia china que durante todo el tiempo se la pasaron cocinando variados platillos. La pregunta es: dónde consiguieron los ingredientes? Si estábamos en el fin del mundo.  El día estaba frío nuevamente, llegamos de nuevo a Mývatn,  esta vez  con el objetivo de recorrer los hermosos campos activos de lava que hierven hasta a 200 grados. El año pasado en un cráter de estos encontraron el hogar del segundo ser vivo más pequeño que se haya identificado hasta la fecha. El frío aceleró nuestra observación. Pasamos también por el volcán Krafla, es muy interesante porque alli se puede ver de primera mano una planta de energía geotermal, los islandeses son los expertos en esta materia y en Reikiavik queda la Universidad de las Naciones Unidas para la explotación geotermal que acoge estudiantes de todo el mundo becados por el gobierno islandés.  Dejamos el norte ya en la tarde para llegar hasta los fiordos del este. Literalmente nos sentimos en la luna atravezando 250 km por un borde del desierto más grande de Europa ( pareciera que todo lo más grande de Europa queda aquí) en el camino aparecían accidentes geológicos de todo tipo, como cicatrices de una tierra que está aún en proceso de formación. Según los eruditos en este tema Islandia es un bebé de 17 millones de años. Llegamos como a las 6 de la tarde a una soleada ciudad llamada Egilsstaðir a orillas de un lago glaciar que tiene su respectivo monstruo, visto por última vez en 1987. Allí nos dejamos contagiar por los 10 grados del ambiente y nos fuimos a pisciniar después del largo recorrido. Creo que es la primera vez que me quedo dormido dentro del agua. Además del placer y relajación de estar en el agua caliente en medio de semejante frío, el encanto de las piscinas es el de poder ver de primera mano cómo es la vida cotidiana de los islandeses, cómo se comportan y cómo son más allá de lo que podemos ver con nuestro crisol de turistas.  A las 7 de la noche llegamos a Seydisfiojurður, el más famoso de los pueblos del este. Salimos del plan veraniego y a los 10 minutos estábamos en medio de un glaciar a un grado de temperatura y luego emprendimos el descenso vertiginoso hasta nuestro destino. Nos hospedamos en la versión rural y en miniatura del Palacio de Windsor jijijiji  un hotel diminuto, sencillo y lleno de detalles, en un pueblo en la mitad de un fiordo estrecho al que no le da el sol durante el otoño y el invierno. Un fiordo es como una grieta gigante, de paredes muy altas,  en uno de sus extremos tiene montañas y en el otro extremo está el mar que entra casi hasta chocar con las montañas del lado opuesto. Ahí en medio de la grieta, al fondo, al lado del mar del norte,  pasamos la noche. 

jueves, 7 de junio de 2012

Los zapatos del otro.

Tal vez lo que menos me ha gustado de Islandia es la costumbre de quitarse los zapatos cada que uno entra a un lugar. Es incómodo agacharse, desamarrarse y repetir esto cada que uno tiene que salir por alguna razón del lugar donde está, más cuando uno lleva el peso de su mochila encima. Hay sitios especiales para poner los zapatos, cuando uno llega siempre ve grandes, chiquitos, limpios, sucios, mal olientes, de niños, de mujeres, de personas de otras nacionalidades etc. Durante el viaje siempre he pensado que los mejores son los mios y no puedo negar que desconfío cada que los tengo que dejar en algún lugar. Qué pasa si en la mañana al salir no están? Me toca ponerme los del ladrón o despistado que se los llevó? No sé, lo que sí sé es que en la vida nos pasamos poniéndonos en los zapatos de los otros, practicar esto de entender, tolerar, negociar, ganar ganar;  algunas veces es incómodo, llena de desconfianza, nos hace lidiar con nuestras cargas personales y hasta nos puede violentar. Pero qué sería de la vida si siempre tratáramos de imponernos? Si no buscaramos el concenso y aceptáramos al otro? Creo en la importancia de la diversidad de actuar, de ser y de pensar y por lo tanto  debemos respetarla.  El martes nos despertamos en otro país, ya no era soleado y azul, sino gris y ventoso. Sin embargo conservaba su encanto. Confieso que aún no he podido dimensionar el lugar en el que estamos... Es simplemente maravilloso.  Seguimos nuestro recorrido de pueblo en pueblo y llegamos a Stykkishólmur, el más grande de la península de Snæfellsness. Allí iniciamos un rito repetido ya varias veces, poner combustible al vehículo, ir al supermercado a comprar cositas para el camino, visitar la iglesia del pueblo y buscar dónde almorzar. En este lugar se destacaba la moderna construcción de la iglesia y el interior no se quedaba atrás, tenía cientos de bombillas colgadas en el techo y al fondo una virgen muy new age. Almorzamos en un restaurante recomendado por Alenka y María, tal vez el más típico en el que hemos estado hasta ahora y desde allí empezamos un recorrido hacia Akureyri, la segunda ciudad de Islandia en el norte, a unos 400 km de donde estábamos. Empezamos a tomar las carreteras indicadas por el GPS y los mapas que nos sirven para verificar las rutas. Avanzábamos entre enormes valles y grandes rebaños de ovejas, no dejábamos de sorprendernos y añorábamos ver algún animal más normal, un vaquita o un burro jijiji de repente y en el medio de la nada nuestro GPS murió y no fuimos capaces de revivirlo, no encontrábamos nuestra posición en los mapas y transitábamos por un carretera de lastre alejada de las vías principales y por ende carente de señalización y la poca que había,  evidentemente era inentendible. Seguimos serpenteando por donde nos guiaba nuestra intuición hasta que llegamos a un cruce de caminos que nos obligaba a decidir, yo dije la izquierda y Juanpa la derecha, primero fuimos por la derecha pero nos encontramos con una señal que decía "Intransitable" ( eso si lo entendimos) por lo tanto avanzamos por la vía de la izquierda por la cual sólo pudimos recorrer unos 3 kilómetros porque luego se desvaneció. Para devolvernos tuvimos que atravezar un rio de mediano caudal. Yo estaba nervioso y Juanpa relajado pero callado. Nuestra única opción era atravezar la carretera" intrasitable" emprendimos entonces nuestra travesía que terminaría casi dos horas, un glaciar, 8 rios sin puente y no sé cuántos padrenuestros y avemarías después. Esta carretera tiene la capacidad de desaparecerse cada cierto tiempo, de llegar hasta rios de todos los tamaños que carecen de puentes, de atravezar un enorme glaciar y unas tierras en las que no se ve vida alguna. Cuando muy a lo lejos vimos una carretera asfaltada y una casa, respiré aliviado, por más que traté de ponerme en los zapatos de Juanpa y estar relajado no pude. Cuando al fin estábamos a 100 metros de la vía principal apareció ante nosotros un portón cerrado con cadenas y algo que parecía ser electricidad, yo estaba decidido a atravezarlo a como diera lugar, sin embargo JP logró abrirlo y así retomamos nuestro camino por el agreste norte de Islandia.  El paisaje de esta región es muy diferente a lo que habíamos visto, hay un semblante más triste, podría ser por el clima de este día, las personas caminaban rápido con la cabeza agachada y se podían ver muchas granjas olvidadas por la crisis o por el cruel invierno. Como a las 7 de la noche llegamos a Akureyri, con 5 grados de temperatura. Se nos ocurrió la maravillosa idea de ir a las piscinas cercanas al hostal, que por cierto resultó ser súper lindo. Ya en las piscinas hechos todos unos expertos, nos sorprendía como la gente podía caminar al rededor de las piscinas, mojados y a 5 grados y como si nada, a nosotros nos dolían hasta las orejas. En eso estábamos cuando un niñito de unos 12 años y su amigo le preguntaron a JP que si queríamos ser sus amigos. Empezó así un linda conversación con estos simpáticos niños que no tenían idea de que existía un país llamado Colombia, pero sabían perfectamente quién era Shakira y recitaban de memoria los nombres de todos los jugadores del Real Madrid. Momentos después éramos la atracción del lugar, estabamos rodeados de 8 niños que nos enseñaban malas palabras en islandés y estallaban de la risa ante nuestra mala  pronunciación. Terminamos el día en la pequeña Akureyri comiendo pizza y escuchando a Mozart en un acogedor restaurante local.  El miércoles en la mañana resucitó el GPS pareciera ser que aquella travesía era algo que mos tocaba vivir, como una prueba de la que salimos triunfantes. Sin embargo, por las dudas cambiamos el GPS y proseguimos nuestro camino hacia Húsavík, un pueblo pesquero a escazos kilómetros del Círculo Polar Ártico. El pájaro típico de Islandia se llama Puffin o Frailecillo, como no había podido ver ninguno hasta ese momento, pues decidí comérmelo, almorcé frailecillo. Voy a sonar poco sofisticado, pero no me gustó, sabía a salchichón. (el salchichón sí me gusta)  Fuimos al único museo exclusivamente dedicado a las ballenas que existe en el mundo, resultó ser muy interesante, entre muchas cosas, narra la historia de las matanzas de ballenas en Islandia, una actividad muy normal y que ha sido un tema polémico por muchos años. Desde el año 2006 es prohibido cazar ballenas en Islandia, después de cientos de años dedicados a esta actividad y de haber reducido la población mundial  a una décima parte. (Noruega y Japón siguen cazando ballenas)  A las 5 p.m. Y más envueltos que un tamal, nos subimos a un antiguo barco  que ahora se dedica a la observación de ballenas, el mar estaba revuelto, el barco se movía profusamente, no pude dejar de pensar en mis hermanos que se marean dándole la vuelta a la manzana, allí se hubieran muerto. Una hora después vimos la primera ballena jorobada, no lo podíamos creer, durante la siguiente media hora una danza de ballenas jorobadas acompañó nuestro navegar. Ellas se saben hermosas, y coquetas hacen una danza incansable con la que dejan boquiabierto hasta al más frío pescador.  Allí conocimos a la guía del  tour, una joven que seguramente tiene uno de los trabajos más difíciles del mundo: debe ser amable y simpática todo el tiempo, debe apurar a los turistas retrasados, como nosotros, a que se pongan rápido todo el envoltorio, overall e impermeable ambos de mil botones; debe moverse por todo el barco sin caerse ante el violento azote del mar, debe calmar la ansiedad de los inquietos turistas que se desesperan ante la falta de noticias de alguna ballena y como si esto fuera poco,  debe encontrar la ballena, gritar al verla y servir chocolate y rollitos de canela a toda la tripulación. Todo esto mientras le caen chorros de agua salada y  helada en todo momento. Mis respetos a esta dama.  Regresamos al hostal después de cenar, con la barriga llena y el corazón contento, estamos viviendo una experiencia inolvidable y mágica. Como aquellos niños de la piscina que al despedirnos nos rogaban que no los olvidáramos, nosotros agradecemos enormemente el privilegio de estar aquí y rogamos para que experiencias como estas se repitan. 

martes, 5 de junio de 2012

El Silencio.

En una de las tantas guías consultadas para realizar este viaje, decía que una de las principales virtudes de Islandia era el silencio. No me parecía digno de ser mencionado hasta que pude comprobar que el silencio, más allá de una característica del ambiente, puede llegar a ser un estado mental, una ideología de vida, pero ante todo una manifestación de respeto, de la que los latinos tenemos mucho que aprender. El silencio además de permitirnos escuchar mejor, nos deja ver más detalles, saborear más intensamente y avivar la mente y el espiritu. En nuestros días en este país de trolls, duendes y hadas aún no hemos escuchado el primer pito de un carro, algún grito furioso o el transistor desafinado de algun bohemio transnochado.    Nos despertamos ayer lunes un poco más tarde de lo planeado, empacamos nuestros rollos de ropa lo mejor que pudimos en las mochilas y fuimos por þór, que resultó ser más grande y poderoso de lo esperado, gracias a la alta demanda de vehículos por estos días del año, nos dieron uno mejor. Así pues, la fortuna seguía de nuestro lado. Por un ajuste técnico en nuestro proceso de rent a car tuvimos que esperar un rato en una estación de buses cercana, donde emulando el famoso enfrentamiento de ajedrecistas de Reikiavik en los 80, Juanpa me hizo un jaquemate con facilidad :( allí nos encontramos con una banderita de Costa Rica que nos emocionó. Debo decir que la comida es muy rica y el desayuno, si bien diferente, es rico también. Café con leche, pan de centeno, conservas de frutas, huevo tibio, queso, mantequilla, salami y fruticas picadas son la más típico.  Dejamos por unos días Reikiavik y nos sumergimos en la península de Snæfellsness, vigilada de forma imponente por un gran glaciar que nos sirvió de compañía durante todo el día. Empezamos visitando algunos pueblos de pescadores en el medio de la nada, pero rodeados de la belleza redundante de este país.  Akranes, cerca de Reikiavik pero lejos de sus ínfulas de metropoli. Borgarnes, un pueblo pesquero muy pequeño con una vista imponente. Pasamos por el hotel Buðir, enclavado en una colina y con una pequeña iglesia negra en medio del mar. Arnastapi,  el lugar donde Julio Verne pensó la entrada al centro de la tierra, allí existe una señal simbólica que muestra la distancia del centro de la tierra a las principales ciudades del mundo, todo producto de la imaginación maravillosa de este escritor francés.  Después de Arnastapi iniciamos el ascenso hasta el glaciar Snæfellsjökull , recorrimos tres kilometros por una carretera diminuta, que nos hacía pensar en los programas de Discovery de los conductores de camiones por los Andes y Nepal... Jijiji (exageré) Jamás se me pasaría por la mente el camino q transitamos hoy martes; mañana esperen los detalles. Allí en el glaciar con una temperatura cercana a los 0 grados nos vestimos con nuestra ropa térmica y caminamos por entre la nieve. Momento muy especial porque era la primera vez que Juanpa la conocía. Es extraño pensar que a sólo 10 minutos estaba el mar. Estuvimos en Hellnar, un pueblo diminuto, no me pude concentrar bien en sus hermosos acantilados porque aún creo estar seguro que vi una ballena a lo lejos en el mar. Luego fuimos a una playa volcánica, llamada Djúpalónssandur donde los pescadores de antaño probaban su fuerza levantando piedras de todos los tamaños. Skarðsvík es otra playa pero dorada con el mar turquesa, allí nos atrevimos a tocar el agua congelada, que frio!!!!!! En este lugar encontraron tumbas vikingas, no es raro pensar que ante tal belleza quisieran pasar allí su eternidad. Siguiendo el mismo camino nos adentramos en un campo de lava que nos hacía sentir en la luna, es ahí donde viven los gnomos, elfos, hadas, enanos, amantes, espiritus de la montaña y hasta algunos ángeles. Preguntar a los islandeses si creen en todos estos personajes es ofensivo, es parte de su vida, incluso algunos pueblos emplean personas para lidiar con estos seres. Al final de este sendero apareció de la nada el faro de Öndverðarnes que no podía ser de otro color que amarillo intenso, que buen gusto, allí había tanto viento que casi despegamos, nos asustamos un poco. Salimos de prisa pues ya casi eran las 9 hora límite para llegar a nuestro hostel y aún nos separaban 40 km. Pasamos por Rif buscando un café que nunca encontramos y de allí llegamos a las 8:50 a Grundarfjörður Siendo un poco frívolos, comentábamos que Islandia parece hecho por un decorador. La maleza es amarilla, lila y blanca, las aves más abudantes son gaviotas árticas, todos los rios en sus orillas tienen racimos de flores amarillas que los hacen surrealistas. Las montañas son de colores y por lo general están coronadas con un copo de nieve, el mar helado se debate en una paleta que va desde el turquesa hasta el azul cobalto más oscuro; entre los volcanes y la fuerza del agua han labrado playas negras, doradas y acantilados enormes que nos enfrentan con nuestra diminuta existencia y gran fragilidad.  Por lo tanto ayer estuvimos en el campo, en la nieve, en la playa, en un faro en medio de los acantilados y terminamos cenando cordero y pescado en un pueblo de no más de 100 habitantes. Gundarfjörður, un poblado sencillo, silencioso que nos hace regresar a lo básico y reflexionar sobre la importancia de amoblar muy bien nuestro interior para disfrutar intensamente de lo maravilloso de los pequeños detalles. 

lunes, 4 de junio de 2012

La Rueda de la Fortuna

No caí en cuenta del tamaño de nuestra aventura hasta que la azafata del avión de Iceland Air empezó a dar unas instrucciones incomprensibles. Me pasó igual hace 8 años cuando una simpática auxiliar de vuelo me dijo: bienvenido a Costa Rica, con esa erre tan diferente a como la usamos en Colombia. Ya habían pasado como 8 horas de viaje hasta aquel saludo en islandés, salimos temprano en la mañana desde San José hasta  Newark, debo agradecer a mis constantes viajes de trabajo nuestro ascenso a businees class y con ello 5 horas en el mundo de los ricos y famosos. De Newark salimos en un shuttle hasta JFK, donde nos recibió un simpático personaje que al ver nuestros pasaportes ticos entonó con mucho entusiasmo una poesía desconocida para nosotros que hablaba de la Suiza  Centroamericana. Pues resulta que el hombre en cuestión es un hondureño que estudió 6 años en La Salle en Costa Rica, gracias a esa coincidencia regresamos al mundo de los millonarios y estuvimos tomando champaña en la sala vip de British Airways mientras salía nuestro vuelo. Al ingresar a esta urna de cristal, la primera cara conocida fue la de Yoko Ono, una mujer que irradia una energía especial. Tanto Juanpa como yo coincidimos en que solo el tiempo reconocerá el trabajo de esta maravillosa artista. Aún pesa sobre ella el mito de la desaparición de los beattles.  En Iceland Air regresamos a nuestro mundo, fila 12 sin ventana y en un espacio en el que apenas cabían nuestras rodillas, así emprendimos el viaje, cansados, ansiosos y desentendidos... Salimos a las 9 de JFK y aterrizamos en Keflavik 5 horas y media después, con la espalda adolorida, los pies adormilados, los hombros encojidos y el corazón exaltado. Por la ventana del vecino pudimos apreciar un enorme desierto volcánico sin indicios de vegetación, un sol radiante y un cielo azul intenso. Nada parecido a aquel paraiso gris mil veces descrito en nuestras guías.  Yo con mi malformación de viajero frecuente estaba inquieto preguntando por las formas de aduana y migración, pues tales formatos nunca aparecieron. A diferencia de otros países en los que hemos estado, Islandia sólo cuenta con dos puestos de control de migración en su aeropuerto internacional, nuestra sonrisa fue la mejor de las visas y dos días después aún nos preguntamos dónde estaba el control de aduanas.  El viaje de una hora entre keflavik y reikiavik lo hicimos en una moderno bus contratado por Juanpa. La conexión a internet de banda ancha con la que cuentan los buses aquí llamó poderosamente nuestra atención y nos sirvió para avisar que habíamos llegado sanos y salvos.  Después de tantas peleas con nuestro proveedor de internet en San José no pudimos más que reinos ante una comparación obligatoria.  Llegamos a nuestro hostal, Kex Hostel, a las 7 de la mañana, desayunamos y de inmediato salimos a caminar por la ciudad. Estabamos a 15 grados, en una ciudad de casas y calles hermosas, con el mar azul a sus pies, las montañas nevadas al fondo, tulipanes de colores en cada esquina y gélida brisa golpeando nuestras caras. No había duda estábamos en Escandinavia. Caminamos como locos deborando la ciudad, fuimos al edificio más imponente de Reikiavik, la iglesia de cemento llamada Hallgrimskirkja, después de un té reconfortante en el café Loki  (nombre de una deidad muy conflictiva en la mitología vikinga) aprendimos que en Islandia no existen las propinas. Conocimos la calle de las librerías, galerías y tiendas de música llamada Skólavöthustígur. Después pasamos por la vía más trendy llamada  Laugavegur y de ahí al centro de la cuidad que esparcía alegría y regocijo por la aparición del sol. Entramos rápidamente a un moderno museo en el mismo centro, la verdad es que el cansancio nos dominaba y no sé si fue la propuesta artística o nuestra poca disposición pero creo q hasta el momento ha sido lo menos memorable. La gente en la calle canta, sonríe, se siente la felicidad y por supuesto nosotros nos dejamos contagiar fácilmente. Son personas auténticas, con estilo, que cumplen con el estereotipo casi perfecto de la belleza nórdica, tantas veces promovido por la publicidad. En el mercado del puerto escuchamos cantar a Shakira muy famosa por estos lados, al igual que la canción  "Ai Se eu te Pego". Regresamos al hostel luchando contra el jet lag y luego de dos horas de una power nap, se dio el esperado encuentro con Alenka y María, compañeras de Juanpa en su aventura por Laos tres años atrás. Con ellas fuimos a comer los MARAVILLOSOS perritos calientes, nos tomamos un cerveza vikinga y a las 9 de la noche bajo el sol radiante fuimos a cenar. Un lugar que mezcla comida de Islandia con platos del Perú y Brasil. No puedo describir con detalle lo que comimos, sólo traté de asegurarme que no tuviera camarón. En un sola palabra fue delicioso.  Regresamos al hostal enamorados de esta pequeña ciudad disfrazada de metropolí, eran las 11:30 de la noche y el sol se negaba a dejar su lugar. Fue raro dormir mientras por la ventana sucedía un atardecer casi caribeño. Nunca oscureció del todo. A las 3 am un rayito de sol alumbró de nuevo nuestras caras. El día anterior cancelamos nuestro tour haciéndonos pasar por enfermos, ante la invitación de Alenka y María para ser nuestras guías. De esta manera hoy (domingo 3 de junio)  a las 9 am salimos hacia el Círculo Dorado. Durante todo nuestro camino fuimos acompañados por los glaciares del oeste: Majustuosos. Llegamos a Þingvellir, lugar del primer parlamento del que se tenga memoría en el mundo. Un pequeno valle rodeado por pequeños acantilados y atravezado por rios con aguas heladas y cristalinas. Alenka y María nos sorprendieron con un picnic de comida típica islandesa al que dedicaré un post independiente.  Luego llegamos a Geysir un parque geotermal que le dio nombre a todos los géiseres del mundo. Allí vimos explotar varias veces estos chorros de agua caliente en un fenómeno natural, del que no había sido testigo hasta este día. Cerrando el Círculo llegamos a Gullfoss, una cascada enorme, fuerte, con una energía contagiosa, enmarcada por un arco iris que coqueto nos dio la bienvenida. A eso de las 4 de la tarde fuimos como un par de islandeses más a una piscina pública calentada naturalmente por la fuerza volcánica. Esta es la recreación preferida en el país y todo esta perfectamente controlado. Vimos familias, grupos de amigos, parejas y personas solitarias disfrutar al máximo de esta sencilla actividad. Al salir, otro perrito caliente, lo mejor es que también tienen una versión vegetariana. Seguimos nuestra caminata incansable, cenamos en el recomendado y famoso Café Paris y acabamos de regresar a dormir. Son las 12 de la noche, el sol aún se asoma por la ventana y yo trato de poner en orden las palabras que quieren salir atropelladas.  Iniciamos así un viaje cargado de momentos afortunados, aunque estamos claros que nuestra mayor suerte es la de poder disfrutar de este paraíso.  PD. Mañana nos entregan nuestro jeep que hemos decidido llamar Þór ( se pronuncia Thor, es el mismo del martillo),  como el Dios más importante de la mitología vikinga. Así empezaremos nuestro recorrido por el interior del país.  PD2. Debo dejar dos temas pendientes que me han llamado la atención: la crisis islandesa y la ecología. Saludos desde Islandia.