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lunes, 4 de junio de 2012

La Rueda de la Fortuna

No caí en cuenta del tamaño de nuestra aventura hasta que la azafata del avión de Iceland Air empezó a dar unas instrucciones incomprensibles. Me pasó igual hace 8 años cuando una simpática auxiliar de vuelo me dijo: bienvenido a Costa Rica, con esa erre tan diferente a como la usamos en Colombia. Ya habían pasado como 8 horas de viaje hasta aquel saludo en islandés, salimos temprano en la mañana desde San José hasta  Newark, debo agradecer a mis constantes viajes de trabajo nuestro ascenso a businees class y con ello 5 horas en el mundo de los ricos y famosos. De Newark salimos en un shuttle hasta JFK, donde nos recibió un simpático personaje que al ver nuestros pasaportes ticos entonó con mucho entusiasmo una poesía desconocida para nosotros que hablaba de la Suiza  Centroamericana. Pues resulta que el hombre en cuestión es un hondureño que estudió 6 años en La Salle en Costa Rica, gracias a esa coincidencia regresamos al mundo de los millonarios y estuvimos tomando champaña en la sala vip de British Airways mientras salía nuestro vuelo. Al ingresar a esta urna de cristal, la primera cara conocida fue la de Yoko Ono, una mujer que irradia una energía especial. Tanto Juanpa como yo coincidimos en que solo el tiempo reconocerá el trabajo de esta maravillosa artista. Aún pesa sobre ella el mito de la desaparición de los beattles.  En Iceland Air regresamos a nuestro mundo, fila 12 sin ventana y en un espacio en el que apenas cabían nuestras rodillas, así emprendimos el viaje, cansados, ansiosos y desentendidos... Salimos a las 9 de JFK y aterrizamos en Keflavik 5 horas y media después, con la espalda adolorida, los pies adormilados, los hombros encojidos y el corazón exaltado. Por la ventana del vecino pudimos apreciar un enorme desierto volcánico sin indicios de vegetación, un sol radiante y un cielo azul intenso. Nada parecido a aquel paraiso gris mil veces descrito en nuestras guías.  Yo con mi malformación de viajero frecuente estaba inquieto preguntando por las formas de aduana y migración, pues tales formatos nunca aparecieron. A diferencia de otros países en los que hemos estado, Islandia sólo cuenta con dos puestos de control de migración en su aeropuerto internacional, nuestra sonrisa fue la mejor de las visas y dos días después aún nos preguntamos dónde estaba el control de aduanas.  El viaje de una hora entre keflavik y reikiavik lo hicimos en una moderno bus contratado por Juanpa. La conexión a internet de banda ancha con la que cuentan los buses aquí llamó poderosamente nuestra atención y nos sirvió para avisar que habíamos llegado sanos y salvos.  Después de tantas peleas con nuestro proveedor de internet en San José no pudimos más que reinos ante una comparación obligatoria.  Llegamos a nuestro hostal, Kex Hostel, a las 7 de la mañana, desayunamos y de inmediato salimos a caminar por la ciudad. Estabamos a 15 grados, en una ciudad de casas y calles hermosas, con el mar azul a sus pies, las montañas nevadas al fondo, tulipanes de colores en cada esquina y gélida brisa golpeando nuestras caras. No había duda estábamos en Escandinavia. Caminamos como locos deborando la ciudad, fuimos al edificio más imponente de Reikiavik, la iglesia de cemento llamada Hallgrimskirkja, después de un té reconfortante en el café Loki  (nombre de una deidad muy conflictiva en la mitología vikinga) aprendimos que en Islandia no existen las propinas. Conocimos la calle de las librerías, galerías y tiendas de música llamada Skólavöthustígur. Después pasamos por la vía más trendy llamada  Laugavegur y de ahí al centro de la cuidad que esparcía alegría y regocijo por la aparición del sol. Entramos rápidamente a un moderno museo en el mismo centro, la verdad es que el cansancio nos dominaba y no sé si fue la propuesta artística o nuestra poca disposición pero creo q hasta el momento ha sido lo menos memorable. La gente en la calle canta, sonríe, se siente la felicidad y por supuesto nosotros nos dejamos contagiar fácilmente. Son personas auténticas, con estilo, que cumplen con el estereotipo casi perfecto de la belleza nórdica, tantas veces promovido por la publicidad. En el mercado del puerto escuchamos cantar a Shakira muy famosa por estos lados, al igual que la canción  "Ai Se eu te Pego". Regresamos al hostel luchando contra el jet lag y luego de dos horas de una power nap, se dio el esperado encuentro con Alenka y María, compañeras de Juanpa en su aventura por Laos tres años atrás. Con ellas fuimos a comer los MARAVILLOSOS perritos calientes, nos tomamos un cerveza vikinga y a las 9 de la noche bajo el sol radiante fuimos a cenar. Un lugar que mezcla comida de Islandia con platos del Perú y Brasil. No puedo describir con detalle lo que comimos, sólo traté de asegurarme que no tuviera camarón. En un sola palabra fue delicioso.  Regresamos al hostal enamorados de esta pequeña ciudad disfrazada de metropolí, eran las 11:30 de la noche y el sol se negaba a dejar su lugar. Fue raro dormir mientras por la ventana sucedía un atardecer casi caribeño. Nunca oscureció del todo. A las 3 am un rayito de sol alumbró de nuevo nuestras caras. El día anterior cancelamos nuestro tour haciéndonos pasar por enfermos, ante la invitación de Alenka y María para ser nuestras guías. De esta manera hoy (domingo 3 de junio)  a las 9 am salimos hacia el Círculo Dorado. Durante todo nuestro camino fuimos acompañados por los glaciares del oeste: Majustuosos. Llegamos a Þingvellir, lugar del primer parlamento del que se tenga memoría en el mundo. Un pequeno valle rodeado por pequeños acantilados y atravezado por rios con aguas heladas y cristalinas. Alenka y María nos sorprendieron con un picnic de comida típica islandesa al que dedicaré un post independiente.  Luego llegamos a Geysir un parque geotermal que le dio nombre a todos los géiseres del mundo. Allí vimos explotar varias veces estos chorros de agua caliente en un fenómeno natural, del que no había sido testigo hasta este día. Cerrando el Círculo llegamos a Gullfoss, una cascada enorme, fuerte, con una energía contagiosa, enmarcada por un arco iris que coqueto nos dio la bienvenida. A eso de las 4 de la tarde fuimos como un par de islandeses más a una piscina pública calentada naturalmente por la fuerza volcánica. Esta es la recreación preferida en el país y todo esta perfectamente controlado. Vimos familias, grupos de amigos, parejas y personas solitarias disfrutar al máximo de esta sencilla actividad. Al salir, otro perrito caliente, lo mejor es que también tienen una versión vegetariana. Seguimos nuestra caminata incansable, cenamos en el recomendado y famoso Café Paris y acabamos de regresar a dormir. Son las 12 de la noche, el sol aún se asoma por la ventana y yo trato de poner en orden las palabras que quieren salir atropelladas.  Iniciamos así un viaje cargado de momentos afortunados, aunque estamos claros que nuestra mayor suerte es la de poder disfrutar de este paraíso.  PD. Mañana nos entregan nuestro jeep que hemos decidido llamar Þór ( se pronuncia Thor, es el mismo del martillo),  como el Dios más importante de la mitología vikinga. Así empezaremos nuestro recorrido por el interior del país.  PD2. Debo dejar dos temas pendientes que me han llamado la atención: la crisis islandesa y la ecología. Saludos desde Islandia.

2 comentarios:

  1. Gracias!!!!! esperaba ansiosa tus noticias y no ha habido descripción mas deliciosa que la que has hecho :)
    Si la pudieses completar con fotos sería fabuloso, aunque con lo que describes, creo que las imágenes ya las tengo en mi mente.
    Que sigan disfrutando ese viaje a la mitología nórdica y yo seguiré esperando tus posts.
    besos desde Panamá

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  2. Súper todo Pacho! Sigan disfrutando y acá atentos a más noticias. Abrazos a ambos.

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