Salimos un poco más tarde de lo usual a eso de las 9 am y llegamos a nuestro destino a las 7:30 pm, entre la enorme distancia, las constantes paradas en iglesias milenarias y los descansos obligatorios pasamos cerca de 10 horas caminando. Los primeros 15 kms los hicimos muy cómodamente y con muy buen ánimo; almorzamos en Melide, (una ciudad pequeña pero muy movida) el obligatorio Pulpo a la Gallega y de ahí caminamos otros 15 kms, que terminaron siendo iguales o peores que las cuestas de ayer. En resumen bajamos y subimos por tres valles y llegamos reventados al hotel de hoy y aquí estamos repitiendo el ritual de las pastillas, las oraciones y el mentol chino. Afortunadamente mañana nos esperan “solo” 18 kms.
Durante la ruta de hoy se unen tres caminos diferentes, el frances que es el nuestro, el primitivo en Melide y el del norte en Arzúa, esto quiere decir que nos acercamos a Santiago.
Como salimos mas tardecito hoy no vimos a ninguno de nuestros compañeros usuales, caminamos casi solos todo el día, con excepción de Yuca y Oliver dos “perregrinos” que iban con sus padres y estuvieron un buen rato a nuestro lado. Cuando llegamos a Arzúa pasamos por un bar y escuchamos unos gritos y risas potentes…. Pues si allí estaban nuestras amigas las cincuentonas con sus amigos, en plena guachafita. A mi a esta hora me duele hasta reírme.
Mientras caminamos pasan muchas cosas, hablamos, nos reímos, rezamos, cantamos, pero la mayoría del tiempo vamos en silencio. Es por lo tanto inevitable que la mente visite lugares inverosímiles y se pierda en laberintos sin razón. Aquí algunos de mis pensamientos de hoy, que por demás no tienen mucha conexión entre si:
1. Cuando era muy pequeño y estaba en primero o segundo de primaria, tenía un compañerito, que creo que se llamaba Jose Fernando. Su acudiente era su abuela y yo imprudente desde siempre, un día le pregunté por sus padres, Él me respondió que su mamá vivía en La Coruña, España y recuerdo que cuando llegué a mi casa lo primero que hice fue buscar en un mapa donde quedaba este lugar. A mi me pareció el fin del mundo. Hoy pasamos de la provincia de Lugo a La Coruña y pues si, llegué al fin del mundo de mi infancia.
2. También cuando era niño mis padres tenían la costumbre de empacar comida (que aún mi mamá prepara y que me sigue pareciendo un manjar celestial) en unos recipientes rojos que ella marcaba con esmalte de uñas para diferenciar que iba en cada uno. A veces íbamos en bus a San Vicente, Antioquia, el pueblo de donde vengo; y cuando tuvimos carro, primero un Renault 18 y luego un Lada azul claro, nos íbamos sin destino y en el mejor lugar que encontrábamos nos comíamos esa comida que recuerdo con todo el amor del mundo. Hoy en algún momento me transporté a esos parajes que bien podrían ser en la Magdalena, la Compañía, La Ceja o al lado de un río en el Retiro. Esos paseos siguen siendo un tesoro.
3. Hoy pensé mucho también en las personas que me han decepcionado o que han tratado de hacerme daño y en esas divagaciones las comparé con las ampollas. Cuando aparecen fastidian, duelen, incomodan y a veces hasta sangran, si las revientas es peor, pero si se curan bien la piel queda mas gruesa justo ahí y es raro si nos aparece una ampolla dos veces en el mismo lugar. Por lo tanto nos olvidamos de su existencia pero la piel más gruesa nos prepara para caminos más duros.
4. Pensé mucho en los amigos, familiares y conocidos que aunque quisieran no podrían hacer este camino por alguna enfermedad o problema, en ese momento cualquier dolor que este sintiendo mientras camino pasa a un segundo plano y las ganas de terminar por ellos y por todos mis seres queridos se incrementan. No podemos dar nada por sentado, no podemos dejar de agradecer y jamás podemos dejar de pensar que a veces hasta un dolor puede ser un privilegio, porque quiere decir que estamos vivos.
¿Qué tal lo que hace el “camino” con uno? Lo deja vuelto “nada” fisicamente, pero renovado por dentro.
Seguramente si estas leyendo este blog es porque te llevo conmigo y estas en mis intenciones para este peregrinar.
BUEN CAMINO!!
Francisco
PD. Ante la inminente aparición de mas ampollas y el fastidio de cubrir mis dedos y medias con vaselina, opté cual bailarín de ballet, por envolverme los pies con micropore y aquí estoy con mis dos ampollas controladas (ya hasta tienen nombre, que no les diré ;) ) y sin la aparición de ninguna otra!! Que gran logro jaja!!
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